Madrid / Oviedo

El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció ayer ajustes y «subidas» de impuestos «limitadas» y, en algún caso, «temporales», y ofreció diálogo a los agentes sociales y a los partidos. En una rueda de prensa tras el primer Consejo de Ministros después de las vacaciones estivales, Zapatero se mostró convencido de que lo peor de la recesión económica ha pasado, aunque advirtió de que aún quedan por delante «meses difíciles» hasta ver la recuperación económica y la vuelta a la creación de empleo.

Zapatero señaló que, aunque la caída de la economía se está ralentizando ya en términos trimestrales y hay países como Francia o Alemania que han vuelto a crecer, «esto no supone que la recuperación vaya a ser inmediata».

El jefe del Ejecutivo confirmó que habrá una subida de impuestos, aunque no concretó a qué tributos o contribuyentes afectará. No obstante, precisó que las mayores cargas impositivas, además de ser «limitadas y temporales», responderán a la coyuntura económica dentro de la «moderación fiscal» que defiende.

Aseguró que entre las ayudas que se revisarán no figurarán los 2.500 euros por maternidad o adopción, ya que es una medida de política social y no fiscal, por lo que «no hay ni el más mínimo horizonte de cambiarla». En cambio, sostuvo que hay «más margen» respecto a la deducción de los 400 euros en el IRPF, porque se aprobó cuando las familias estaban ahogadas por el incremento de los tipos de interés y su repercusión en las hipotecas, y por el alza de los precios, un escenario que ha cambiado radicalmente.

El presidente del Gobierno insistió en que esas revisiones serán limitadas porque su intención es «preservar y mantener la moderación fiscal» en lo que afecta a las empresas y en lo que se refiere, sobre todo, a la imposición en torno al trabajo, para estimular la creación de empleo.

«No se trata de recaudar más o menos, porque eso dependerá del crecimiento económico, sino de hacer una política más instrumental», señaló Zapatero, que negó tener el objetivo de incrementar dos puntos la presión fiscal. Así, destacó que el interés del Gobierno es impulsar la actividad, «ya que los ingresos del Estado dependen fundamentalmente» de ella.

El jefe del Ejecutivo explicó que esos cambios se introducirán en el proyecto de presupuestos para 2010, que tendrá como principal objetivo la recuperación económica, pero también recogerá una reducción del gasto público para estabilizar las cuentas y conseguir que el déficit del conjunto de las administraciones esté por debajo del 3% del PIB en 2012, como exige Bruselas.

Anunció también que en la primera quincena de septiembre el Gobierno reanudará el diálogo social con los empresarios y los sindicatos, con los que debatirá la ley de Economía Sostenible, al igual que hará con las autonomías en una Conferencia de Presidentes que se celebrará en otoño. Todo ello con la intención de que el modelo de recuperación esté basado en un patrón de crecimiento menos dependiente de la construcción, que ha generado un «altísimo» nivel de desempleo en «muy poco tiempo».

El presidente del Gobierno se mostró tajante al afirmar que la reforma del mercado laboral que quiere la CEOE «no tiene visos de prosperar», aunque dejó claro que esa reunión no será para hablar de las diferencias que provocaron la ruptura de las negociaciones el pasado mes de julio. También insistió en su disposición a modificar la fecha de la ayuda de 420 euros para parados.