Oviedo / Madrid

El Gobierno planea incrementar la presión fiscal sobre los rendimientos del capital, pero no sobre las rentas del trabajo, salarios y pensiones, para evitar que la crisis económica castigue aún más a los trabajadores y a la clase media.

Según informó ayer el diario «El País», la subida de impuestos se centrará en los rendimientos de productos financieros, las plusvalías por ventas de acciones o viviendas o seguros de vida, entre otras.

Éste es el criterio con el que trabaja el Ministerio de Hacienda, por orden del propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para no castigar a los trabajadores ni a la clase media, según informa el rotativo madrileño, que cita fuentes gubernamentales.

Esta reforma fiscal, a la que se opone tajantemente el PP (lo que le ha valido ya los calificativos de «insolidario» y «demagógico»), será uno de los pilares del proyecto de ley de Presupuestos para 2010 y, también, una de las medidas con las que el PSOE quiere ganarse el apoyo de IU, ICV y ERC.

En su comparencia del viernes tras el Consejo de Ministros, el primero después de las vacaciones estivales, el jefe del Ejecutivo no concretó a qué tributos o contribuyentes afectará la subida de impuestos «temporal y limitada» que proyecta llevar a cabo.

Eso sí, Rodríguez Zapatero descartó revisar ayudas como las de los 2.500 euros por maternidad o adopción, pero, en cambio, dijo que hay «más margen» en la deducción de los 400 euros en el IRPF, porque, según explicó, se aprobó cuando las familias estaban ahogadas por el incremento de los tipos de interés y su repercusión en las hipotecas, y por el alza de los precios, un escenario que ha cambiado radicalmente.

El presidente del Gobierno insistió en que la subida de impuestos será limitada porque su intención es «preservar y mantener la moderación fiscal» en lo que afecta a las empresas y en lo que se refiere, sobre todo, a la imposición en torno al trabajo, para estimular la creación de empleo.

El jefe del Ejecutivo explicó que estos cambios se introducirán en el proyecto de presupuestos para el año que viene, que tendrá como principal objetivo la recuperación económica, pero también recogerá una reducción del gasto público para estabilizar las cuentas y conseguir que el déficit del conjunto de las administraciones esté por debajo del 3 por ciento de PIB en el año 2012, tal como exige la Comisión Europea.

Al día siguiente, el sábado, la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, abundó en la misma idea y aclaró que la medida «no penalizará a las rentas que vengan del trabajo».

Sin embargo, el mismo día, el líder del principal partido de la oposición, Mariano Rajoy, advirtió de que el PP se opondrá a cualquier subida de impuestos para que los españoles no tengan que pagar, según dijo, «los errores y las gracietas de Zapatero».

El líder de los populares consideró que la medida no traerá sino «más paro y más recesión», acusó al presidente del Gobierno de ser «una máquina de gastar dinero» y agregó que un incremento de la presión fiscal sería darle «una vuelta de tuerca más a las maltrechas economías de las familias».

Por otro lado, durante la tarde de ayer varios medios digitales informaron de unas declaraciones del ministro de Fomento, José Blanco, según las cuales el Gobierno planea subir los impuestos a las rentas que están por encima de los 50.000 euros al año.

Las declaraciones de Blanco provocaron incluso una airada reacción del PP, que acusó al Ministro de «asustar a los españoles a la vuelta de las vacaciones» y calificó la medida de «atraco».

Sin embargó, cerca de las nueve de la noche, el Ministerio de Fomento envió una nota en la que explicaba que las declaraciones habían sido hechas el día 26, dos días antes del anuncio de Rodríguez Zapatero tras el Consejo de Ministros, y que, por lo tanto, habían sido «descontextualizadas».