Madrid / Oviedo

El primer presidente estable del Consejo Europeo, el belga Herman van Rompuy, está «feliz»: afirma tener confianza en España y en su presidencia de turno semestral, que desempeña desde ayer, al tratarse de un país «muy comprometido» con el proyecto de construcción de la Unión Europea (UE).

En un mensaje divulgado a través de la página web de la Presidencia española (www.eu2010.es) junto al del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, Van Rompuy garantiza que trabajará en los próximos meses «codo con codo, mano a mano», para el éxito de la Presidencia española.

«Comienzo el año como un presidente feliz, porque puedo confiar en España y en su presidencia de turno, al ser un país muy comprometido a nivel europeo», declara en la web, en inglés, Van Rompuy.

El mensaje del político belga cobra todo su sentido si se tiene en cuenta que además de buscar la recuperación económica y la generación de empleo, el semestre español será el primero que quedará marcado por la puesta en marcha del Tratado de Lisboa y los nuevos cargos, entre ellos Van Rompuy.

La que será la cuarta Presidencia europea de España viene condicionada por la crisis económica de la que aún se resiente la UE y por la necesidad de impulsar un marco de crecimiento sostenible que permita la creación de puestos de trabajo de calidad en los próximos años.

Para España, el futuro marco debe reservar un papel clave a las nuevas tecnologías y a la educación, con el propósito de reforzar la competitividad de la economía europea, como se explica en el programa de la Presidencia. Pero, también ligado al plano económico, España se ha marcado como objetivos hacer que la UE siga liderando la lucha contra el cambio climático después del fracaso de la Cumbre de Copenhague y promover una política energética común para garantizar el abastecimiento.

En materia de seguridad, España trabajará para lograr una mayor coordinación entre los países e instituciones europeas en la lucha contra el terrorismo internacional y el crimen organizado desde el punto de vista político, judicial y policial.

Otro objetivo es avanzar hacia la armonización de las legislaciones de cada Estado miembro y en el mutuo reconocimiento de las decisiones judiciales. Se propone, además, la creación de un registro de delincuentes de terceros países, así como la atención de las víctimas del terrorismo y de la violencia machista.

En política exterior, se apuesta por potenciar la relación con EE UU, Rusia y América Latina, y por mejorar la cooperación con otras regiones, como el Mediterráneo, Afganistán y Pakistán, Canadá, Japón y África, con la base siempre del respeto a los derechos humanos.

Apoyar el proceso de adhesión de Croacia e Islandia y la perspectiva europea de Turquía y los Balcanes Occidentales es también una prioridad, como la de consolidar a Marruecos como un socio estratégico.