Madrid / Oviedo

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón procesó este jueves a los 13 etarras, entre ellos los tres últimos jefes militares Garikoitz Aspiazu Rubina, alias «Txeroki», Aitzol Iriondo y Jurdan Martitegui, por una decena de atentados, entre los que se encuentra el intento de asesinato del magistrado Grande- Marlaska y el secuestro del concejal del PSE en Éibar Benjamín Atutxa.

Los otros etarras están acusados de varios delitos, entre ellos el de perpetrar el atentado contra la casa- cuartel de Legutiano, en el que falleció un guardia civil. Además realizaron seguimientos para atentar contra al diputado general de Álava Ramón Rabanera, del PP.

Sobre el atentado contra el juez Fernando Grande-Marlaska, Garzón explica que iba a ser cometido en agosto en la localidad riojana de Ezcaray. Goikoetxea y Martitegui, que recibieron este encargo personalmente de «Txeroki», pretendían activar una bomba mediante un cable para evitar los inhibidores.

El Tribunal Supremo, por su parte, ha anulado una sentencia dictada en mayo de 2009 por la Audiencia Nacional que absolvió al preso etarra Ion Urretavizcaya de un delito de enaltecimiento del terrorismo por dar vivas a la banda durante el funeral de su padre. Estima el recurso de la fiscalía y reprocha a la Sección Tercera que el relato de hechos de la sentencia no sea lo suficientemente claro, lo que obliga a una nueva redacción.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, advirtió de la necesidad de no bajar la guardia frente a ETA después de las últimas operaciones policiales porque «lo va a volver a intentar». Para eso estaban creando en Portugal «una base logística alternativa». «En Francia cada vez están más acosados» y Portugal es un país «menos acostumbrado en la lucha contra el terrorismo. Quien pone una base logística en Portugal no está pensando en dejar la violencia», remachó.

Por último, Ana Botella dijo sobre los tres intentos de ETA de derribar el avión de José María Aznar, en 2001 con un misil Sam-7: «Doy gracias a Dios por cuidar de mi marido y de los que íbamos con él. Soy afortunada al haber sobrevivido».