Madrid / Oviedo

El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, volvió a incomodar al Gobierno con su petición de que sea «serio» y «valiente» en la reforma de las pensiones y criticarle por la falta de «metodología» a la hora de presentar un debate de este calado.

Un Gobierno lo que tiene que hacer es tomar decisiones «a veces con firmeza», aunque sean impopulares, dijo el sucesor de José Bono. Barreda recomendó a Zapatero actuar con la vista en el medio y largo plazos porque «los buenos gobiernos no piensan en las elecciones, sino en las generaciones».

En cuanto a la tormenta que hace un semana provocó al pedir a Zapatero que cambie el Gobierno y reduzca el número de ministerios, Barreda afirmó haber actuado desde la lealtad a Zapatero. «Quizá no tuve el don de la oportunidad», dijo para añadir que no pretendió «desestabilizar», «echar leña al fuego ni, mucho menos», poner las cosas más difíciles al Presidente.

Barreda fue uno de los quince dirigentes del PSOE que intervinieron ayer en la ejecutiva y lo hizo para expresar su incomodidad porque sus palabras sirvieron para desgastar al Gobierno. En una emisora, José Blanco le instó, junto a Rajoy, a no criticar tanto y a proponer «alguna idea».

El ex ministro Jordi Sevilla salió en defensa de Barreda y advirtió de que la necesidad de un cambio de Gobierno es algo que «mucha gente» pide «en privado» y advirtió al PSOE de que decir lo que se piensa es una demostración de lealtad y que no hacerlo aleja a «los dirigentes de la calle». Sevilla aseguró que las propuestas del Ejecutivo sobre las pensiones o los contratos «vienen con el paso cambiado» y tal vez debieron presentarse antes. «El Gobierno, aunque tarde, se ha puesto a ello. Crucemos los dedos», concluyó.

Por último, el secretario general adjunto del Grupo Socialista en el Congreso, Daniel Fernández, antepuso la respuesta que el PSC da desde el tripartito contra la crisis a si afecta a Montilla o no la caída de la popularidad que sufre el presidente Zapatero por su gestión ante la recesión.