Londres, Efe

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, lamentó ayer la «paradoja» de que los mercados financieros a los que salvaron los gobiernos traten ahora de ponerles en dificultades por su déficit público, y advirtió de que éste se irá reduciendo, pero no a costa de la cohesión social.

Zapatero criticó la actitud de los mercados en su intervención en la mesa redonda en la que participó en Londres junto con el primer ministro británico, Gordon Brown, y su homólogo griego, Giorgios Papandreu, y que sirvió de clausura del seminario organizado por «Policy Network», institución ligada al Partido Laborista.

El jefe del Ejecutivo español recordó que los estados han tenido que gastar más para salvar al sistema financiero e impedir que las economías se hundieran más. De ahí que calificara de «paradoja» que, ahora, los mercados a los que acudieron a salvar los gobiernos sean exigentes y traten de ponerles «dificultades».

Al hilo de ello, instó a reflexionar sobre la relación entre ambos y llamó la atención sobre el hecho de que exista una diferencia esencial entre los dos: «Los gobiernos tenemos nombre y apellidos, mientras que los mercados son anónimos». A renglón seguido, pidió que no haya una «dialéctica de confrontación» entre gobiernos y mercados y que éstos no tengan desconfianza hacia los primeros.

Igualmente, invitó a los mercados y a los inversores a que tengan una perspectiva de medio y largo plazo porque ellos también están interesados en la recuperación y han de contribuir a la estabilidad de los países. Consideró que tras la crisis «el tiempo que se ha de reconstruir es el de la regulación», y dijo que los gobiernos van a ir retirando paulatinamente sus intervenciones en los mercados financieros.

Pero, al mismo tiempo, puntualizó que no se pueden dejar las cosas como estaban y los gobiernos no pueden retirarse de controlar todos los productos financieros y de dejar de acabar con los paraísos fiscales.

En ese mismo contexto, pidió que, ante el hecho de que existen «organismos internacionales que se pronuncian tan a menudo sobre la solvencia de los países», se recuerde que los déficits públicos existentes en la actualidad son consecuencia de que imperaron las tesis sobre el sistema financiero de los mismos que hoy exigen de forma apremiante a todos los gobiernos reducirlos.

«Vaya paradoja y contradicción», volvió a subrayar Zapatero, quien garantizó que va a haber esa reducción, pero no pensando sólo en el interés a corto o medio plazo de algunos fondos» y no a costa de perjudicar la cohesión social.

Zapatero expresó igualmente su solidaridad con Grecia y con su primer ministro y dijo que el Ejecutivo de Papandreu y la inmensa mayoría de los ciudadanos griegos no tienen culpa de lo que está ocurriendo en ese país.

Por el contrario, dijo que el Gobierno griego merece toda la confianza de las instituciones europeas y de los mercados por los pasos que ha dado y «por la credibilidad que está demostrando».

Asimismo, elogió el papel de Gordon Brown tanto en la UE como en el G-20 para hacer frente a la crisis económica y dijo que cuando se salga de la crisis, lo primero que se va a determinar es qué valores predominan en la nueva etapa, y consideró que son los valores progresistas los que pueden facilitar «equilibrio, armonía y cohesión».