Bayona / Oviedo, Agencias / F. G.

La cúpula de ETA fue descabezada ayer en Francia por sexta vez en dos años, cuando la Gendarmería, en colaboración con la Guardia Civil, detuvo poco después de las seis de la madrugada, en Bayona, al jefe de la banda, Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, y a su lugarteniente, Arkaitz Agirregabiria. «Han caído el número uno y el que iba a sustituirle», destacó el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, quien añadió que este golpe policial es mucho más importante que el arresto en 2008 de Garikoitz Aspiazu, «Txeroki».

Carrera Sarobe, alias «Ata», era el último de los cinco miembros de la cúpula etarra que decidieron la ruptura de la tregua de 2006 que aún permanecía en libertad y estaba al frente de la banda desde que en febrero fue detenido en Normandía Ibon Gogesakoetxea. Su número dos, Arkaitz Agirregabiria, está implicado en el asesinato de un gendarme cerca de París. En la operación de Bayona también fueron detenidos Maite Aranalde, fugada tras un error judicial, y el terrorista no fichado Benoitz Aramendi (junto a su pareja), que fue quien facilitó el piso a los jefes y quien se encargó de su traslado y de abastecerlos.

Una conversación entre Aramendi y su pareja acerca de prestarse «las llaves del piso de Bayona», interceptada semanas atrás por el Centro Nacional de Inteligencia, llevó al servicio secreto a seguir a Aramendi. Los agentes pudieron comprobar cómo trasladó en su coche hasta el piso a tres sospechosos que resultaron ser Carrera Sarobe, Agirregabiria y Aranalde, a los que introdujo en el edificio por el garaje.

El control de la vivienda con sofisticados sistemas de interceptación de comunicaciones permitió comprobar que el piso no estaba vacío y que en el mismo se escondían el número uno de ETA y su lugarteniente. Ante el peligro de que pudieran huir, a las seis y cuarto de la mañana de ayer, más de 50 gendarmes irrumpieron en el piso, situado en una urbanización cerca de la frontera española, donde detuvieron a los cuatro terroristas, que fueron sorprendidos mientras mantenían una reunión «de máxima seguridad operativa» para poner en marcha de forma inminente una campaña de atentados en España que rompería el parón táctico tras el desmantelamiento de la base que la banda tenía en Portugal.

En la operación, las fuerzas de seguridad se incautaron de tres pistolas que llevaban los jefes etarras, tres ordenadores y cuantiosa documentación. Una de las pistolas es del mismo calibre que el arma con la que la banda asesinó al gendarme Jean Serge Nerin el 16 de marzo.

«No estaban escondidos, estaban trabajando en lo suyo. Les aseguro que no estaban rezando el rosario», dijo el ministro Rubalcaba, quien reconoció que Carrera era «el objetivo principal» de la Policía española. Aguirregabiria, entre tanto, era «la persona más buscada» por los servicios antiterroristas franceses por su participación en el tiroteo que costó la vida al policía galo Jean-Serge Nerin. El lugarteniente de Carrera estaba encargado del adiestramiento de los «comandos».

Carrera, que asumió la dirección del aparato militar tras la detención de Txeroki, es, según Interior, el «autor intelectual» de todos los atentados cometidos desde esa fecha, como el traslado de explosivos a Portugal, el atentado con furgoneta-bomba contra la casa-cuartel de Burgos y el asesinato con una bomba-lapa de dos guardias civiles en Mallorca en julio pasado. Fue él quien alquiló con documentación falsa la furgoneta cargada con explosivos interceptada por la Guardia Civil en Zamora el pasado 9 de enero. «Era una persona innovadora» y el responsable de algunos de los cambios en la forma de operar de ETA, explicó Rubalcaba.