Madrid

El traslado de los restos mortales de Francisco Franco a un cementerio de Mingorrubio, en las afueras de El Pardo, puede ser la solución a la polémica generada por las reclamaciones para convertir el Valle de los Caídos, donde los despojos del dictador están ahora enterrados, en un centro de interpretación histórica apartidista.

El enterramiento de Franco, que falleció de muerte natural en 1975, en la basílica del Valle de los Caídos alteró la significación del monumento y dio pie a las impugnaciones de sectores laicos, republicanos o vinculados a la defensa de la memoria histórica, informó ayer el diario «El Mundo».

Sin embargo, la polémica podría al menos atenuarse si los restos mortales del dictador son trasladados a la cripta familiar de Mingorrubio. Franco residió en El Pardo desde 1940 hasta su muerte, y en el sótano de la capilla de este camposanto están también los restos de su esposa, Carmen Polo Martínez-Valdés, que murió en 1988.

También cerca de la cripta yacen los restos de Luis Carrero Blanco, asesinado por ETA en 1983, y de Pedro Nieto Antúnez, ministro de Marina y amigo personal de los Franco. Según el diario madrileño, el abad del Valle de los Caídos, Anselmo Álvarez Navarrete, no se opondría al traslado de los restos de Franco si la familia del dictador se aviene a ello, lo que permitiría al Gobierno aplicar al monumento la ley de Memoria Histórica, que impide la apología de la dictadura.