El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, facilitó la huida, en mayo de 2002, de seis etarras reclamados por la justicia española por estar acusados de más de una treintena de asesinatos, según los documentos del Departamento de Estado de EE UU difundidos por Wikileaks. El entonces director del Centro Nacional de Inteligencia, Jorge Dezcállar, fue a pedirle su entrega y Chávez lo hizo esperar tres horas mientras se facilitaba la fuga. Tres fueron entregados posteriormente (Víctor Galarza, Sebastián Echaniz y Ramón Foruria) y los otros huyeron, entre ellos Lorenzo Ayestarán.