El presunto cerebro de la trama de corrupción de Marbella, Juan Antonio Roca, afirmó ayer que no declaró a Hacienda 1,5 millones que obtuvo en una operación urbanística porque ese dinero, que tenía en Suiza, era «opaco». Admitió que aportó 742.000 euros correspondientes al 15 por ciento de su participación en la sociedad Lispag para hacerse con el capital de Yambali, propietaria de una parcela en Puerto Banús.

Catorce sesiones ha tardado Juan Antonio Roca en responder, con luz y taquígrafos, a las preguntas del fiscal Anticorrupción Juan Carlos López Caballero en el marco del juicio del «caso Malaya». Parecían dos viejos amigos, aunque el primero se juega en el envite treinta años de cárcel.

El principal encausado reconoció haber invertido dinero «opaco» en el pelotazo de Crucero Banús. El fiscal cree que Roca se concertó con el ex teniente de alcalde Pedro Román, el abogado Juan Hoffman y el ex comisario Florencio San Agapito para comprar una parcela que vendieron un año después (octubre de 2002), ganando seis millones de euros. El perjuicio a las arcas municipales fue de 5 millones. Lo cierto es que la diferencia entre la venta (más de 10 millones) y la suma en la que se compró (4,3 millones) se debe a un convenio con el Ayuntamiento, que aumentaba la edificabilidad.