En un espectacular vuelco, el PP roza ahora la mayoría absoluta en Andalucía con una estimación de voto del 46,8 por ciento, frente al 37,7 de los socialistas, que pierden 11,2 puntos respecto a las últimas elecciones autonómicas en esta región, según el Barómetro de Opinión Pública de 2010 que elabora desde hace más de una década el Instituto de Estudios Sociales Avanzados.

Se trata del mejor sondeo para el PP, que supera en más de nueve puntos a los socialistas. Los populares suben 7,9 puntos respecto al 38,9 por ciento que obtuvieron en los últimos comicios andaluces, en 2008. Simultáneamente, el PSOE entra en caída libre y se desploma del 48,9 por ciento a una estimación de voto del 37,7, la más baja desde que se elabora este barómetro.

El 69 por ciento quiere un cambio de gobierno mientras que IU crece sólo un punto, hasta el 8,2 y el Partido Andalucista (PA) sigue estacando en el 2,9 al subir sólo una décima. El partido de Rosa Díaz triplica sus votos, pero el 1,7 por ciento tampoco le da para entrar en la Cámara andaluza.

Todos los líderes políticos suspenden, salvo Rosa Díez, y Zapatero es el que obtiene la peor nota: un 3,5. El 67 por ciento valora negativa mente de la situación política y el 83,4 por ciento ve mal o muy mal la económica en Andalucía, la peor percepción desde 1999. El paro es el gran problema para el 90 por ciento y «el mal ambiente político» pasa a ser el tercer problema más importante para los andaluces.

El dirigente popular Esteban Gozález Pons valoró el despegue de su partido en Andalucía nueve puntos por encima del PSOE, cuando hace justo un año estaban empatados. «La encuesta es histórica, y el cambio, imparable», afirmó.

González Pons dedicó, sin embargo, su comparencia, tras la reunión de la cúpula del PP, para cargar duramente contra Alfredo Pérez Rubalcaba, al que pidió explicaciones por las últimas revelaciones relativas al «caso Faisán», el «caso Malaya», el supuesto espionaje a los controladores aéreos a los que el CNI habría pinchado sus móviles y el aumento de las víctimas de la violencia de género.

Pons lo acusó de ser un «presidente in pectore» al que «le gusta caminar por el lado oscuro de las leyes» y dedicarse a «todos» los ministerios «menos al suyo». A su entender, se necesita «luz» en el Gobierno y que el ministro del Interior se ocupe de su departamento y «no de sus aspiraciones personales». Destacó que Rubalcaba tiene 74 peticiones de comparecencia pendientes y sólo ha comparecido siete veces (tres a petición de la oposición). «Ésos no son los datos de un ministro transparente» ni de a «quien le gusta contar la verdad», dijo.