Mariano Rajoy anunció ayer que el Gobierno hará «algo parecido» al duro ajuste aprobado en Portugal para afrontar la crisis. «Vamos a tener que tomar decisiones difíciles, pero necesarias e imprescindibles para lograr un crecimiento sostenible y estable», avisó el Presidente tras reunirse en Lisboa con el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho.

El vecino país afronta un plan de ajustes de unos 80.000 millones de euros que prevé la subida del IVA del 23%, el incremento del copago sanitario, la eliminación de la paga extra a los funcionarios que cobren más de 1.000 euros y el aumento de la jornada laboral en el sector privado, así como el abaratamiento del despido.

Rajoy aseguró que las previsiones del Fondo Monetario Internacional, que prevén que el déficit español alcance el 6,8% este año y el 6,3% en 2013, son «un estímulo para trabajar con intensidad y coraje», y respondió que el Gobierno cumplirá con los objetivos marcados por Europa. Preguntado por si la UE podría cambiar los objetivos de déficit para España u otras economías de la eurozona, Rajoy respondió: «Lo veremos en su momento, pero hoy el objetivo es ése y hoy lo cumpliremos».

El Presidente añadió que tras el primer ajuste de 15.000 millones, el Gobierno seguirá reduciendo el gasto en los Presupuestos y a la vez pondrá en marcha las reformas del mercado laboral, del sistema financiero y la energética. Los efectos de esas políticas no se van a ver «en seis meses», «las cosas son difíciles, pero no hace falta que nos lo recuerde el FMI», dijo el Presidente, quien pidió a la UE instrumentos de liquidez para financiar la economía. Por último, calificó de excelente el acuerdo salarial de patronal y sindicatos.

En la recepción en Madrid al cuerpo diplomático, el Rey don Juan Carlos subrayó que la solución a los problemas de la grave crisis económica que azota a España y a los países de la Unión Europea exige el «refuerzo de la gobernanza económica, la disciplina fiscal, la coordinación de políticas económicas, las reformas estructurales y los instrumentos de estabilización financiera».

El Monarca expresó el interés de España en «seguir llenando de contenido económico las excelentes relaciones que mantiene» con los países representados en el Palacio Real. El nuncio, como portavoz de los embajadores, destacó la «discreción y autoridad moral» del Rey.