Sevilla, Agencias

El nuevo secretario general del PSOE ofreció a los delegados un liderazgo «fuerte», más colectivo que carismático, y un proyecto de cambio para «seguir siendo el PSOE», sin «renunciar» ni a ser «partido», ni «socialista», ni «obrero» ni «español», dardo éste dirigido a su rival, Carme Chacón, militante del PSC. Un partido, afirmó, que diga lo mismo en toda España.

Para eso, ofreció una oposición «útil», que no se base en el «radicalismo verbal» -otro puyazo a Chacón-, método que llevó a Zapatero a la victoria en 2004, cuatro años después de ser elegido líder del PSOE.

En el plano orgánico, defendió que al candidato a la Presidencia del Gobierno sea elegido en primarias abiertas a los simpatizantes y se mostró dispuesto a «discutir» la posibilidad de una mayor participación de los militantes en la elección del secretario general.

Participación de los alcaldes en el consejo territorial, más presencia femenina, y una comisión ejecutiva federal «fuerte y reconocible» -con representantes de todas las federaciones y todas las generaciones, pero para defender el interés general- fueron otras propuestas de Rubalcaba, quien anunció la convocatoria de una conferencia de organización antes del verano, para cerrar todos estos cambios.

Según Rubalcaba, es «razonable» que las federaciones «tomen más fuerza» y tengan más capacidad de decisión política», pero sin «traspasar nunca la línea que separa un partido federal de una confederación de partidos». De nuevo un rejón al PSC de Chacón.