Madrid, Agencias

Una servilleta de un hotel andorrano con cuatro cantidades sumadas a mano fue la prueba aportada ayer ante el Supremo por el empresario farmacéutico Jorge Dorribo para justificar sus acusaciones de haber pagado 200.000 euros al ex ministro de Fomento José Blanco para que agilizara varios proyectos en los que estaba interesado.

Con su prueba de papel, Dorribo pretende contrarrestar un informe de un perito de la Agencia Tributaria -encargado por la juez de Lugo que llevaba el caso antes de que pasara al Supremo- en el que se asegura que una transferencia de 150.000 euros hecha desde Andorra no estaba destinada a Blanco, sino a levantar la quiebra que pesaba sobre una farmacia.

Dorribo negó ayer en el Supremo la veracidad del informe pericial, asegurando que «es incompleto». En la que ya es su cuarta versión distinta de los hechos, el empresario gallego afirmó ayer que pagó 200.000 euros a Manuel Bran, familiar de Blanco, de los que 150.000 los tenía en metálico en su propia casa, mientras que los otros 50.000 mandó a recogerlos a su empresa. En cuanto a la transferencia, explicó que la hizo para que quedara una anotación contable en su empresa, aunque luego los socios a los que iba dirigida tenían que devolvérsela.