El expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps ha afirmado que, tras superar el caso Gürtel, está "más preparado que nunca para ser presidente de la Generalitat o del Gobierno".

Dos meses después del veredicto popular que le desvinculó de los regalos de la trama Gürtel, rememora en una entrevista concedida a Telva los amargos momentos personales que vivió durante su proceso judicial y defiende su gestión política.

Camps está convencido de que los valencianos aún están con él y le quieren, porque su bagaje político es "impresionante" y porque convirtió a esta comunidad autónoma en "el motor" de España, siempre con la "austeridad" como bandera.

Aguantar dos meses sentado en el banquillo fue "muy duro", porque "llega un momento en que no sabes qué hacer, cómo ponerte", recuerda el expresidente, a quien el magistrado presidente del jurado, Juan Climent, llamó la atención en numerosas ocasiones.

"Pero aquello era dantesco. Ese señor Crespo -Pablo, considerado el número dos de la trama- esposado, que no llevan así ni a los presos etarras. Esos supuestos amigos míos que pululaban por allí... Pero en fin. A veces no me contuve y le dije al juez un par de cosas tan fuertes que después me iba riendo yo solo en el coche".

Después de pasar la mayor parte de la Navidad en el Tribunal Superior de Justicia, llegó el veredicto de no culpable, y Camps sintió una "satisfacción inmensa" y dio "gracias a Dios".

Hacía tres años que su vida, según cuenta, había quedado congelada, lo que no le impidió "seguir trabajando por la Comunidad Valenciana" y ganar unas elecciones autonómicas "por la mayoría más amplia jamás obtenida".

"Lo más duro", según admite, fue su dimisión, que se produjo muy poco después del auto que decretó su enjuiciamiento y tras una reunión en su domicilio en la que participaron la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el responsable de Justicia del PP, Federico Trillo, el presidente de Les Corts Valencianes, Juan Cotino, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, "por teléfono".

Camps cree que el proceso judicial no le ha pasado "ninguna" factura, "pero absolutamente ninguna". "Los valencianos están conmigo, los valencianos me quieren".

Todo ha sido "una estrategia montada por ciertos grupos afines al PSOE" para "desestabilizar" a la Comunidad Valenciana, que gracias a su gestión se sintió, por primera vez en muchos años, "fuerte, próspera, digna, moderna y leal a España".

"Nos hemos situado como el motor de España. Durante el invierno nuclear del Gobierno de Zapatero, Valencia alumbraba el camino del futuro de España", afirma en la entrevista.

El expresidente niega que la Comunidad Valenciana sea una de las la que mayor déficit tiene: "Eso no es así, lo que pasa es que estamos deficitariamente financiados. Un valenciano tiene veinte puntos menos de euro por cabeza que la media nacional".

También rechaza que haya existido despilfarro: "Ahora se ha puesto de moda la austeridad, que está muy bien, ¡pero es que esa ha sido mi bandera siempre! Austeridad es hacer hospitales, colegios depuradoras (...). Nueve de cada diez personas que trabajan para la Generalitat son médicos o profesores".

Según resume, su bagaje es "impresionante", porque fue concejal de Valencia, donde gracias a él, "ya no existen los atascos" de tráfico. También fue conseller del Gobierno valenciano, diputado nacional, vicepresidente del Congreso y presidente de la Generalitat.

"No he llegado a ministro pero he estado cerca. Empecé ordenando el tráfico y terminé dirigiendo todo el escenario, que es lo bonito, lo que a mí me gusta", describe Camps, que asegura que "jamás" ha pensado en abandonar la política.