Barcelona, Agencias

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, amenazó ayer con un adelanto de las elecciones autonómicas si Cataluña acaba siendo intervenida por el Estado, un aviso que no gustó nada a la oposición y ante el que el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Germán Beteta, reiteró que el Gobierno llegará a la intervención, «sin duda ninguna», si alguna comunidad «no quiere» o «no puede» cuadrar sus cuentas.

Antes de asistir a la tradicional misa con motivo de la Diada de Sant Jordi en la capilla del Palacio de la Generalitat, Mas admitió en TV3 que la intervención es una eventualidad que no hay que descartar: «Puede pasar que la haya. No lo niego. La situación es francamente delicada, las finanzas de la Generalitat son muy delicadas».

Sin embargo, Mas dijo que «sin lugar a dudas» adelantaría las elecciones autonómicas en Cataluña si el Estado español «se plantease seriamente» intervenir esta comunidad.

Con más matices se expresó horas después el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, que dio por hecho que Cataluña no tendrá que ser intervenida: «Yo creo que saldremos de ésta, no hemos de pensar en elecciones anticipadas».

Con todo, la amenaza del presidente catalán alarmó al PSC, cuyo primer secretario, Pere Navarro, recriminó a Mas que lance advertencias que agudizan el «temor» de una ciudadanía «ya muy castigada».

También la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, pidió a Mas que no «amenace» con un eventual adelanto electoral, porque es un «error». «Se equivocaría (..). Lo que tiene que dar es más tranquilidad y serenidad que garantice la estabilidad del país», ha recalcado.

Por su parte, el ex presidente Jordi Pujol acusó al Gobierno de Rajoy de plantearse intervenir Cataluña para quedársela «a precio de saldo», igual que cuando una empresa no puede pagar y la intervienen, y llamó a los catalanes a «defenderse».

En la entrevista a TV3, Artur Mas también aseguró que «la soberanía fiscal» de Cataluña, es decir, que ésta disponga de una Agencia Tributaria propia que recaude sus impuestos, es inevitable, dado el gran «consenso» que existe sobre el asunto en la sociedad catalana.

El presidente catalán aprovechó la ocasión para cargar contra los Presupuestos Generales del Estado, que, advirtió, obligarán a su Ejecutivo a hacer «algún recorte más» para «cumplir» con lo previsto.

Mas se refería a los 219 millones que el Estado adeuda a Cataluña por la liquidación de 2009 de las inversiones en infraestructuras previstas en el Estatut, una partida que no figura en las cuentas de 2012 y que CiU exige que se pague a la comunidad para empezar a negociar un hipotético apoyo de los nacionalistas catalanes a los Presupuestos, para la que ellos mismos reconocen que no hay «margen».