Bayona / París / Madrid,

Agencias

El presidente francés y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy, consideró ayer «deseable» el acercamiento de presos de ETA. Lo dijo poco antes de una visita a Bayona en la que fue abucheado por manifestantes de la izquierda aberzale y del Partido Socialista (PS) galo, cuya «asociación con gente de ETA» condenó.

En Itxasou, también en el País Vasco francés, Sarkozy se mostró a favor de la creación de «una colectividad territorial específica» para representar a esa parte del departamento de Pirineos Atlánticos. «Podemos discutir cualquier avance, pero con dos condiciones, que el conjunto de electos lo pida y que se haga en el marco de la República y sin violencia», dijo Sarkozy ya en Bayona, donde las fuerzas del orden se vieron obligadas a intervenir con gases lacrimógenos contra lo que el presidente francés llamó «una minoría de gamberros».

El PS, sin embargo, negó la presencia de alguno de sus militantes en la manifestación y acusó a Sarkozy de querer «esconder su desánimo (ante el mal panorama electoral que se le presenta) manipulando la realidad».

De su lado, el Ministerio del Interior rechazó la propuesta del presidente francés y aseguró que mantendrán su política penitenciaria. Fuentes de Interior señalaron que el Ejecutivo también desea el acercamiento de presos etarras a cárceles del País Vasco, pero matizaron que por eso defiende las reinserciones individuales para los reclusos de la banda. La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) consideró que Sarkozy «se equivoca».

Por otra parte, un camión cargado con menos de una tonelada de explosivos y detonadores de la empresa Titadine, que fue víctima de un robo de ETA en 2001, fue sustraído ayer y apareció en un punto cercano poco después, en la región de Grenoble, en una operación que «en principio» no tiene que ver con los etarras, que «normalmente no son originales» en sus acciones, dijeron fuentes de la investigación.

El Gobierno pagará a Arnaldo Otegi por daños morales para evitar una sanción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que hace un año condenó a España a indemnizar al ex portavoz de Batasuna por haberle impuesto una condena «desproporcionada» por injurias graves al rey en 2003.