El Congreso rechazó ayer por 276 votos (del PP, PSOE y UPyD), frente a 42 (de CiU, Izquierda Plural, PNV y Amaiur) una iniciativa de ERC que pedía para Cataluña la competencia exclusiva de poder convocar un referéndum de independencia. La Generalitat exigió al presidente Mariano Rajoy que respete a los centenares de miles de independentistas a los que, según dijo, ofendió al advertir el lunes que no permitirá «de ninguna manera» un «disparate colosal» como la secesión.

Populares, socialistas y UPyD se unieron para que Cataluña no pueda convocar un referéndum. También el PSC votó contra la proposición de ERC que instaba al Gobierno a traspasar las facultades de ejecución de estas consultas, en seis meses, a través del artículo de la Constitución que prevé la delegación de competencias exclusivas a las autonomías.

El debate se produce unas semanas después de que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, convocara elecciones para el 25 de noviembre y anunciar su intención de llamar a referéndum sobre la independencia de Cataluña si cuenta con mayoría suficiente, y dos días después de las reclamaciones independentistas exhibidas en el Camp Nou.

ERC recordó que el Parlament aprobó una ley de Consultas, que fue impugnada por el Gobierno anterior y suspendida por el Tribunal Constitucional, lo que dejó a Cataluña sin norma «para poder otorgar mayor poder de decisión a su población». Su portavoz, Alfred Bosch, dijo que las «amenazas» son un síntoma de debilidad y que la mayoría absoluta del PP, a la que acompaña el PSOE en este caso, han impedido que la iniciativa salga adelante, pero no convencerá a los catalanes. La iniciativa fue defendida también por Jon Iñarritu, de Bildu. En la misma línea, el PNV recordó que se modificó el Código Penal para poder encarcelar al Lendakari si convocaba un referéndum. CiU apeló a la voluntad catalana de autogobierno en un Estado plurinacional, lo que no ha sido posible, y que «algunos discursos excluyentes» durante este tiempo han favorecido la desafección actual.

El PP defendió el voto en contra de su grupo «por respeto a los que nos votaron y a la Constitución», y el PSOE advirtió de que los problemas territoriales no se resuelven con consultas sobre «posiciones extremas», sino con política y democracia. Rosa Díez se mostró en contra de que una parte decida por el todo, porque «lo que ocurre en Cataluña me afecta, ya que es parte de mi país». Izquierda Plural reconoció que la propuesta tiene «dificultades de anclaje constitucional».

Por la mañana, el portavoz Francesc Homs respondió a Rajoy que su descalificación no ofende a la clase política, sino que «falta al respeto» a los catalanes independentistas cuando tacha sus reivindicaciones de «torpedo contra la línea de flotación del futuro del bienestar». Si «algún disparate colosal» amenaza muy seriamente el bienestar de los ciudadanos de esa comunidad son los Presupuestos del Gobierno central, añadió.

Homs censuró también a los ministros José Manuel García Margallo y a Alberto Ruiz-Gallardón. «Amenazar con la Constitución no es decir que te quieren», añadió el portavoz quien rechazó que la independencia de Cataluña sea una decisión soberana de todos los españoles. El comisario europeo Joaquín Almunia aseguró que la UE excluirá a Cataluña si se separa.

Ni Artur Mas ni ningún miembro de su Gobierno acudirá a los actos del viernes de la fiesta nacional, porque Cataluña ya celebró la suya el 11 de septiembre. Homs recordó que ningún representante del Ejecutivo central estuvo presente la Diada, aunque la delegada del Gobierno sí acudió al acto institucional que se celebró en el parque de la Ciudadela.

Desde Torrejón de Ardoz, el presidente Rajoy hizo alusión a la unidad al poner la lucha contra el fuego que este verano protagonizaron los organismos nacionales, autonómicos y locales como ejemplo de que «trabajando juntos y poniendo nuestro empeño con un objetivo común somos más fuertes y más eficaces».