Oviedo, J. A. ARDURA

«Siempre he sido fiel amigo de mis amigos y duro adversario de mis enemigos; soy amigo de Luis Bárcenas, es una persona honorable y conservo mi confianza en él». Francisco Álvarez-Cascos se mostró así de rotundo en una entrevista que concedió a la revista «Época» en 2009, cuando el por entonces todavía tesorero y senador del PP era objeto de investigación por la «trama Gürtel» y algunos compañeros de partido empezaban a poner en duda al que había sido uno de los principales colaboradores del «general secretario» en Génova.

La sombra de Cascos en la sede nacional del Partido Popular, en la calle Génova, era alargada. Pese a que José María Aznar decidió su relevo al frente de la secretaría general por Javier Arenas en 1999, después de la primera escisión del PP en Asturias, la influencia de Cascos en la sede del PP nacional todavía se notaba. Incluso después de dejar el Ministerio de Fomento, en 2004, Cascos tuvo coche oficial del PP, durante la gerencia de Bárcenas, pese a que ya no tenía cargo orgánico alguno en el partido.

El actualmente presidente de Foro y el imputado de la «Gürtel», al que han detectado una cuenta millonaria en Suiza, estrecharon lazos de amistad entre 1989 y 1999, la década en la que Francisco Álvarez-Cascos ejerció el mando en la organización nacional del PP desde el puesto de secretario general, que le encomendó Aznar. Bárcenas era por aquel entonces la mano derecha del tesorero del PP, el octogenario riojano Álvaro Lapuente, que lo propuso para el cargo de gerente. Era un paso más hacia la tesorería, el control de las cuentas populares, tras una dilatada trayectoria en el aparato financiero del partido al que llegó en la época de Rosendo Naseiro, otro tesorero que también se vio obligado a dimitir en los años ochenta, implicado en un caso de financiación irregular que sentaría jurisprudencia porque las escuchas eran ilegales. Pero ésa es otra historia.

El ex secretario general del PP no ha tenido nunca reparo en defender a Bárcenas -senador por Santander, ciudad donde Cascos tiene un piso- tanto en entrevistas como en círculos populares del más alto nivel, ante Aznar y Zaplana, por ejemplo. «He trabajado con el señor Bárcenas diez años, y no me consta ninguna de las irregularidades, ni existen sombras de sospecha que permitan albergar que haya esas dudas. Ése es el testimonio que puedo dar, como compañero de partido diez años y más como amigo del señor Bárcenas», declaró Cascos en una entrevista radiofónica en la que tampoco dudó en arremeter con dureza contra los policías que investigaron la «trama Gürtel»: «La Policía que investiga al Partido Popular es una policía de camarilla, un grupito de camarilla. Algunos se hicieron famosos falsificando los papeles de Laos. Hay una camarilla de la Policía judicial, instalada en Canillas, dedicada a preconstituir pruebas. En mi caso, claramente dedicada a preconstituir una prueba falsa. De eso doy testimonio en primera persona. Y como eso hay más. Y puede haber mucho más», denunció Cascos. Y es que en esa misma investigación, la unidad de delitos económicos y financieros de la Policía localizó un estadillo de contabilidad donde aparecen las iniciales «L. B.» y «P. A. C.». Según «El Mundo» la Fiscalía Anticorrupción identificó las iniciales «P. A. C.» como Paco Álvarez-Cascos. pero el antaño secretario general del PP no ha sido objeto de imputación o acusación formal.