Alfredo Pérez Rubalcaba aseguró ayer que el PSOE «reestructurará la Fundación Ideas, para que no vuelva a pasar» un caso similar al protagonizado por su destituido director, Carlos Mulas, por el cobro de artículos firmados por Amy Martin, una identidad ficticia tras la cual dijo estar su ex mujer, Irene Zoé Alameda.

El líder socialista calificó el asunto de timo al partido. Al parecer, fue el gerente del PSOE Xoán Cornide quien firmó el contrato con la autora inventada por Mulas y su ex mujer y por el que la Fundación Ideas pagó 3.000 euros por artículo, lo que equivale a 0,26 euros por cada carácter escrito.

En total, la facturación en el primer año alcanzó nada menos que 50.000 euros por escritos relativos al cine nigeriano y otros como el titulado «Nuevas ideas para la felicidad». Da la casualidad de que durante 2010 la Fundación Ideas recibió tres millones del Estado.

Aunque Rubalcaba dijo que Mulas fue destituido «fulminantemente» como director de la Fundación Ideas y garantizó que va a «devolver el dinero, hasta el último euro» cobrado, el PP denunció la «hipocresía» del jefe de la oposición y le urgió a depurar responsabilidades como exige a otros. En concreto, le instó a «aplicarse el cuento» y a destituir a Jesús Caldera como vicepresidente por un caso de «corrupción, financiación irregular y tráfico de influencias». «En todos los sitios se cuecen habas y en el PSOE a cucharadas», dijo un portavoz popular.

El ex ministro Caldera aseguró que no está dispuesto a dimitir. El secretario general del Partido Socialista de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, tachó de «golfada» el «caso Amy Martin» y consideró que «además del director (Carlos Mulas) debe haber algún responsable más» en alusión directa al gerente Xoán Cornide.

La «escritora fantasma» vivía en el apartamento 810 del edificio The Alcazar, en una de las zonas más pijas de Washington.

Así lo desvela «El Mundo», que da cuenta además de que pagaba alrededor de 1.500 euros de alquiler al mes y que los vecinos recuerdan a dos personas jóvenes «muy amables y educadas».

La fantasmagórica Amy Martin vivía en un apartamento de una habitación situado en la octava planta.

Así se desprende del sorprendente contrato que la etérea escritora firmó con el jefe de finanzas del PSOE, Xoán Cornide.