Presidente del Gobierno

«No voy a dimitir ni voy a convocar elecciones generales» porque «no soy culpable». Con estas palabras zanjó ayer el presidente, Mariano Rajoy, el tenso debate monográfico en el Pleno del Congreso sobre el escándalo de Luis Bárcenas, relativo a la supuesta financiación ilegal del PP y al cobro de sobresueldos, en el que la mayoría de la oposición, con el PSOE a la cabeza, le exigió que abandone el Gobierno.

«Me equivoqué. Lo lamento, pero fue así: me equivoqué al mantener la confianza en alguien que sabemos que no la merecía», aseveró en otro momento álgido de una sesión de más de cinco horas y media en la que Rajoy, al fin, pronunció el nombre maldito de Bárcenas cerca de una veintena de veces: la primera, a los tres minutos de iniciado un debate a cara de perro con el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

El jefe del Gobierno utilizó aquella fórmula del Rey del «me equivoqué», pero sin llegar a pedir perdón durante su intervención inicial de una hora, basada en el principio de inocencia y no en el de decencia, que es el habitualmente utilizado cuando se dirimen responsabilidades políticas. Rajoy pasó a la ofensiva y convirtió el debate en un áspero cuerpo a cuerpo con el líder del PSOE.

Lanzado a un ataque sin tregua, el Presidente recurrió una y otra vez, durante la refriega, a frases que remataba diciendo «fin de cita» y el nombre del autor: Rubalcaba. Un recurso dialéctico que no pudo presenciar Luis Bárcenas. El ex tesorero sólo siguió durante los diez primeros minutos la alocución de Rajoy desde la cárcel.

Dijo Rajoy que ante las primeras acusaciones contra Bárcenas pensó que se trataba de un acoso injusto al ex tesorero. «Carecía de razones para dudar de su inocencia, así que me fie de él y le apoyé»; hasta que se confirmaron sus cuentas millonarias en Suiza, «un hecho ilegal que no admitía dudas», subrayó. «Éste ha sido todo mi papel en esta historia. ¿Me equivoqué al confiar en una persona inadecuada? Sí. Cometí el error de creer a un falso inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable. ¿Me engañó? Sí. Lo tenía muy fácil. Yo no condeno a nadie de manera preventiva», explicó.

Sobre el dinero negro, el presidente afirmó que en el PP se ha pagado «en blanco», negó la existencia de una doble contabilidad y que «se ocultara ningún delito». «¿Se han pagado sueldos?, sí. ¿Se han pagado remuneraciones complementarias?, sí. ¿Se han pagado anticipos por gastos inherentes al cargo? También, como en todas partes», aseveró.

En cuanto a los «papeles de Bárcenas» sobre una contabilidad B en el PP, Rajoy los achacó a «una asombrosa e imaginativa colección de falsedades como el tiempo y la justicia demostrarán». «Mis declaraciones de la renta y patrimonio de los últimos diez años están a la vista. Tienen bastante más valor que un renglón escrito al vuelo en un papel arrugado», remachó.

El Presidente acusó a Rubalcaba de hacer el ridículo por afirmar que lo han llevado a la Cámara «a rastras». En especial, denunció el uso de la moción de censura «de forma torticera» e «irreflexiva» e instó a Rubalcaba a que no lo amenazase con este instrumento «despreciando los riesgos que hace correr al país».

Rajoy lanzó duros ataques a Rubalcaba por su estrategia ante el «caso Bárcenas» y le espetó: «Vive usted bastante más pendiente de él que yo». Lo llamó irresponsable por «alentar la sospecha de inestabilidad» y le instó a no convertir el Parlamento en un tribunal. «Si se invierte la carga de la prueba, hay que demostrar la inocencia como en los peores tiempos del fascismo y del estalinismo», dijo. Por último censuró que quienes «jalean las marrullerías de papeles y fotocopias» intenten aprovechar la situación en beneficio particular.

«En este momento lo único que cabe es que ustedes me pregunten si lo que dice el señor Bárcenas es cierto. Yo digo que no. El resto es misión del juez. No me pidan explicaciones de hechos que no se han producido», advirtió Rajoy. «He reconocido mi error», pero nada de este asunto va condicionar al Gobierno, afirmó tras anunciar medidas anticorrupción, entre ellas el endurecimiento del Código Penal y la inclusión de la figura penal de la financiación ilegal de partidos.

El Presidente dejó claro que no dimitirá ni convocará elecciones por el «caso Bárcenas». «No me voy a declarar culpable porque no lo soy, y no tengo constancia de que mi partido se haya financiado ilegalmente, el suyo sí y lo han dicho los tribunales» afirmó al responder con un rotundo no a la exigencia de Rubalcaba de que se vaya. «La pobreza de sus argumentos y la fuerza de mis razones hacen que ni siquiera considere esa posibilidad», añadió.

CiU y el PNV se abstuvieron de pedir la dimisión de Rajoy como el PSOE y UPyD y la convocatoria de elecciones como IU y la mayoría de los minoritarios, entre ellos el Grupo Mixto, salvo Foro Asturias y UPN, que se desmarcaron.

«No he vulnerado el Estado de derecho. No me voy a declarar culpable porque no he venido a la política a enriquecerme, porque tengo profesión. Soy una persona recta y honrada. No voy a dimitir ni a convocar elecciones porque, además, es exactamente lo contrario de lo que convendría a este país», remachó .

Acto seguido citó otra frase de Rubalcaba: «Hay un círculo de la calumnia que siempre funciona igual: un delincuente le da una información a un periódico, en este caso "El Mundo", que éste manipula y tergiversa adecuadamente» en lo que parece un ataque por desvelar los sms con Bárcenas.

Rajoy finalizó asegurando que ha dicho lo que sabe sobre el «caso Bárcenas». Añadió que este debate se ha planteado en términos que «contribuyen poco a mejorar el crédito del país». «He explicado lo que yo sé. He reconocido errores y he hablado de los medios para evitar que esos errores se repitan», añadió, para decir que, a partir de ahí, «es responsabilidad de todos contribuir a crear las condiciones para que una situación, en la que empiezan a advertirse signos de mejora, no se malogre por esa falta de confianza». Por último, apeló a perseverar en la independencia de los jueces, a respetar la presunción de inocencia y a fortalecer los instrumentos de lucha contra la corrupción. El Presidente desveló que le había pedido personalmente la dimisión a Bárcenas.