Dos mallorquines iban a los mandos de un avión desaparecido ayer de madrugada cuando volaba entre Burkina Faso y Argelia, en África. Isabel Gost, de Sa Pobla, y Agustín Comerón, natural de Badajoz pero afincado en Marratxí, pilotaban un MD83 que cubría la ruta entre Uagadugú y Argel cuando desapareció de los radares y se perdió el contacto con él tras salirse de su ruta por una fuerte tormenta.

En el aparato -propiedad de la empresa española Swiftair y que operaba el vuelo para Air Algérie- viajaban tres tripulantes vascos y un madrileño, y 110 pasajeros, casi la mitad de ellos franceses. Las informaciones sobre lo ocurrido eran todavía confusas, aunque varias fuentes apuntaban que el avión "probablemente" se había estrellado y que incluso tropas francesas habían hallado restos del aparato en una zona "desértica y de muy difícil acceso" en el norte de Malí. El avión había pasado con éxito una inspección en Francia el pasado martes.

Gost y Comerón son dos veteranos pilotos con miles de horas de experiencia. Ambos trabajaron para la compañía Spanair, tras cuya quiebra continuaron sus carreras en otras empresas. Los dos forman parte ahora de la plantilla de Swiftair, compañía aérea con una flota de treinta aviones que cubre rutas para touroperadores y aerolíneas en Europa, África y Oriente Medio. Desde hace unas semanas, prestaba sus servicios para Air Algérie.

Ayer a las 01.17 horas, un MD83 de esta compañía con matrícula EC-LTV despegó del aeropuerto de Uagadugú, la capital de Burkina Faso, con Gost y Comerón a los mandos. Otros cuatro españoles completaban la tripulación; los pasajeros eran franceses en su mayoría, un total de 50. Cuando apenas llevaba media hora en el aire, el aparato dejó de emitir.

El punto en el que se perdió la señal del vuelo está a 3.100 kilómetros de los hogares en Mallorca de Isabel Gost y Agustín Comerón, marcados por la consternación, el silencio y la angustia. Él, nacido en Badajoz hace casi cinco décadas, vive en Marratxí, hasta donde se desplazó ayer el alcalde, Tomeu Oliver, para hablar con sus dos hijos y su mujer, durante muchos años trabajadora del "Diario de Mallorca". "No quieren decir nada aún, quieren conservar la esperanza".

Por la mañana, las familias habían recibido a representantes de Swiftair en su casa, donde, acompañados de psicólogos, les explicaron que el avión estaba desaparecido. Pero la esperanza es tan tenaz como los dos pilotos desaparecidos, a quienes sus amigos y conocidos describen como luchadores que rehicieron sus carreras tras el cierre de Spanair.

Así que también se aferraban a la esperanza en Sa Pobla, el hogar de Isabel Gost. Los vecinos se acordaban ayer de su defensa del patrimonio arquitectónico local, cuando durante años mantuvo una dura pugna con el Ayuntamiento para defender un edificio imponente que cuidó y rehabilitó. Los vecinos pasaron por el domicilio de los padres a arroparlos y acompañar a los dos hermanos menores de Isabel y a sus dos sobrinos en su momento más duro, compartido por un pueblo conmocionado.

De una familia de agricultores, ella fue una de las primeras mujeres piloto: formó parte de la primera promoción de chicas que se lanzaron a despegar y ganar su título en el aeródromo de Son Bonet.