El líder del partido español "Podemos", Pablo Iglesias, dijo hoy al gobierno de Israel que la democracia implica que se puedan criticar las políticas y declaró no entender porque tiene miedo a que se conozca lo que realmente ocurrió este verano en Gaza.

Iglesias replicaba así a la negativa del ejecutivo israelí de concederle la entrada en la destruida Franja a él y al resto de la delegación de la Izquierda Unitaria de visita oficial en Israel y Palestina.

"Lo que entiende cualquier gobierno es que en democracia se pueden criticar las cosas, que para poder ejercer derechos civiles en un país no hay porqué estar de acuerdo con la política de ese país".

El viernes, el portavoz del ministerio israelí de Asuntos Exteriores, Emanuel Najshon, explicó a Efe que el gobierno no considera oficial la visita de los eurodiputados y que en su opinión una eventual entrada en Gaza sería como una suerte de apoyo al movimiento islamista Hamás.

"Si quieren ir a Gaza pueden hacerlo a través de Egipto", agregó Najshon.

Israel, incómodo con la visita

Fuentes diplomáticas locales admitieron a Efe, asimismo, que Israel no se siente cómodo con la citada visita debido a las declaraciones de algunos de sus integrantes durante la ofensiva del verano -en la que murieron más de 2.100 personas, en su mayoría civiles palestinos-, y a que su agenda no incluye la parte israelí.

"Los ciudadanos israelíes pueden viajar a España y criticar al gobierno español. No hay ningún problema, no entendemos porque ese miedo a que el mundo conozca lo que realmente ha ocurrido en Gaza", reiteró hoy Iglesias.

El líder de "Podemos" llegó el viernes a Tel Aviv junto a sus compañeras de partido Teresa Rodríguez y Lola Sánchez, la representante de Izquierda Plural, Ángela Vallina, el miembro de Bildu, Iosu Juaristi y otros ocho colegas de Irlanda, Francia, Portugal y Chipre.

El primer día, se reunieron con representantes de organizaciones pacifistas israelíes como "Rabinos por la Democracia" y visitaron el casco antiguo de Jerusalén, donde conoció de primera mano el problema de la incesante colonización judía de los barrios árabes y cristianos.

Ayer, conocieron la realidad de los miles de heridos en Gaza en el hospital al Mqdasa, de Jerusalén, y el creciente problema de racismo judío contra los árabes durante una conversación con la familia de Mohamad Al Jedeir, el adolescente palestino asesinado a principios de julio por radicales judíos.

Al Jedeir fue capturado en una calle de jerusalén Este y quemado vivo en un bosque del oeste en venganza por el asesinato de tres estudiantes israelíes cerca de una colonia en Cisjordania, y la ciudad palestina de Hebrón, una de las más conflictivas.

Los eurodiputados visitaron el sábado esta última ciudad, la más populosa de Cisjordania con 250.000 habitantes, y también la más polémica, ya que en su corazón viven unos 800 colonos protegidos por el ejército israelí, que ha segregado la urbe y convertido su centro en una ciudad fantasma.

Además, visitar a la alcaldesa y al gobernador de la ciudad de Belén, cuna del cristianismo palestino, ahora rodeada de colonias judías, ilegales según el derecho internacional.