El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha afirmado hoy ante la juez que ocultó durante años la fortuna que su padre Florenci legó a su mujer y sus hijos, porque tenía "miedo" de la repercusión mediática negativa que ello acarrearía, y ha argumentado que confesó en julio pasado por un "propósito ético".

En su declaración de hoy ante la juez como imputado por blanqueo de capitales y delito fiscal, a la que ha tenido acceso Efe, Pujol ha asegurado que conocía el origen de esta fortuna desde los años 60, pese a que su padre llevó el asunto con un "gran secretismo", y que desde un primer momento se desentendió totalmente de los fondos, hasta el punto de que ignoraba en qué país y en qué banco estaban ingresados.

El expresidente catalán ha justificado que ocultara durante 34 años la fortuna que su padre legó para su esposa y para sus hijos porque tenía "miedo" de sufrir una "repercusión mediática negativa", como considera que ha ocurrido ahora, ya que, de alguna forma, los fondos estaban relacionados con él.

Legado de su padre

El expresidente catalán Jordi Pujol ha insistido a la juez que su fortuna oculta es un legado procedente de actividades clandestinas de su padre y se ha remitido a unas cartas que avalarían la herencia, sin aportar ni las misivas ni documentos de los movimientos bancarios que multiplicaron los fondos.

Pujol ha declarado hoy como imputado durante dos horas ante la titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona, que investiga el origen de la fortuna oculta de la familia, en una sesión en la que también han comparecido ante la magistrada la esposa del expresidente catalán, Marta Ferrusola -que se ha negado a declarar-, y tres de sus hijos, Marta, Mireia y Pere.

Según han informado fuentes judiciales, el presidente catalán ha contestado a las preguntas de la juez, del fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón y del abogado de la Agencia Tributaria, aunque se ha negado a responder a la acusación popular ejercida por el sindicato ultraderechista Manos Limpias.

En un exhaustivo interrogatorio, Pujol ha explicado a la juez que, como ya defendió en su carta de confesión y en su comparecencia en el Parlament, el dinero oculto en Andorra que sus hijos y su esposa regularizaron el pasado año procede de un legado de su padre, que falleció en 1980, del que él se desentendió desde el primer momento por "miedo" a que perjudicara su imagen política.

Según su versión, ese legado, que era de 140 millones de las antiguas pesetas y heredaron en dólares, permaneció oculto en el testamento de su padre Florenci, dado que procedía de actividades ilegales de su progenitor, que se había dedicado al intercambio clandestino de divisas durante el franquismo, negocio que era -ha precisado- tolerado por los gobiernos andorrano y español.

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El expresidente de la Generalitat se ha remitido a unas cartas de Florenci Pujol a su esposa Marta Ferrusola, que en su opinión demostrarían que el dinero oculto en Andorra procede de una herencia, pero no las ha entregado a la juez, que desde agosto pasado le reclama que acredite documentalmente la licitud de los fondos.

En esas cartas, según Pujol, Florenci confesaba a Ferrusola su preocupación por que las actividades políticas de su hijo Jordi, presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003, arrastraran a la familia a la ruina económica, y apuntaba instrucciones sobre sus últimas voluntades.

El expresidente catalán, que ha recordado a la juez que su actividad política antifranquista le llevó a la cárcel, ha explicado que los fondos ocultos en Andorra se multiplicaron hasta los 500 millones de las antiguas pesetas, gracias a que fueron invertidos en productos financieros que les administraba un gestor bancario.

La juez ha preguntado a los Pujol el motivo por el que no han aportado el extracto de esos movimientos bancarios que avalarían su versión, pero los imputados han dicho que no se le había ocurrido hacerlo.

Sin que nadie se lo preguntara, el expresidente de la Generalitat ha recalcado que, en ningún caso, el dinero oculto procede del cobro de comisiones ilegales por adjudicaciones, como sospechan las acusaciones populares, ni del "erario público".

Jordi Pujol ha precisado que los fondos ocultos en Andorra -un legado que según su versión hasta los años 90 solo conocían sus dos hijos mayores Jordi y Marta y su esposa- fueron administrados en una primera etapa por una persona de su confianza, ya fallecida, que hoy ha identificado como Delfí Mateu, y ha añadido que posteriormente se hizo cargo de los mismos su primogénito.

Según el expresidente, su familia no regularizó los fondos ocultos en la banca andorrana hasta que la prensa informó de su existencia, hace cerca de un año.

Ante la juez, el expresidente catalán ha insistido en que él personalmente no tiene ninguna cuenta en el extranjero y que el legado de su padre siempre ha permanecido en bancos andorranos y no de otros paraísos fiscales.

Los tres hijos de Pujol imputados, que han declarado también ante la juez, han explicado que cuando recibieron la herencia -a razón de 62 millones de pesetas por cabeza- les explicaron que era un legado recibido de su abuelo Florenci, que estaba obsesionado ante el temor de que sus nietos quedaran desamparados económicamente por la vocación política de su padre.

En la parte inicial de su interrogatorio, Jordi Pujol se ha expresado en catalán para responder a las preguntas que le formulaban, lo que ha obligado a incorporar a un intérprete para que tradujera sus palabras al castellano para el fiscal Luzón, que vive y trabaja en Madrid y se ha desplazado a Barcelona expresamente para la sesión de hoy.

Jordi Pujol y su esposa han entrado y salido hoy de la Ciutat de la Justicia custodiados por un amplio dispositivo de Mossos d'Esquadra y entre gritos de "ladrones" y "chorizos" por parte de funcionarios y de espontáneos que se cruzaban en su camino.