Ximo Puig será el próximo presidente de la Generalitat Valenciana. La candidata de Compromís, Mónica Oltra, ha rebajado esta mañana definitivamente la tensión con el PSPV y ha renunciado a seguir reclamando la Presidencia. En una comparecencia pública ante los periodistas, Oltra ha propuesto un gobierno con 10 consejerías y ha pedido que Podemos también entre a formar parte de él.

De esta forma, y escasas horas después de que los tres candidatos sellaran un acuerdo programático, se debloquea el pacto definitivo. Habrá gobierno de izquierdas en la Comunidad tras 20 años con el PP en el poder. "El nuevo gobierno debe trabajar en una alianza con las personas y en él los 55 diputados del cambio deben estar presentes", ha afirmado Oltra.

Después de casi tres semanas de tensión, polémicas, desencuentros, espectáculo y hasta momentos de bochorno, la izquierda rubricó este jueves un programa de gobierno con una hoja de ruta que, en principio, ya avanzaba un Consell con el socialista Ximo Puig como presidente de la Generalitat y con plenos poderes además de amplio protagonismo para Mónica Oltra, la candidata de Compromís.

Tras 48 horas de vértigo que se iniciaron con la suspensión de las negociaciones por parte de los socialistas; siguieron, en medio de fuertes tensiones internas dentro del PSPV, con el giro a la derecha de Ximo Puig para buscar a Ciudadanos y la abstención del PP incluida una cena con Alberto Fabra; y finalizaron con una negociación "in extremis" de madrugada antes de que ayer se constituyeran las nuevas Cortes Valencianas, el PSPV, Compromís y Podemos sellaron ayer una alianza que, después de dos décadas de hegemonía casi absoluta del PP, puede acabar provocando un cambio de decorado en la Generalitat.

El acuerdo, que se tendrá que completar a partir de hoy mismo cuando se empiece a cuadrar un gobierno en el que Podemos descarta entrar, está basado en cinco puntos: el rescate ciudadano para hacer frente, entre otras cosas, a la emergencia social; la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción; la defensa de los servicios públicos para frenar los recortes en Educación y Sanidad; el cambio del modelo económico; y la exigencia de un nuevo sistema de financiación autonómica. La presentación estaba marcada para el miércoles pero se suspendió por la decisión del PSPV de intentar trazar una alianza con Ciudadanos a la vista de que Mónica Oltra seguía exigiendo la Presidencia que los socialistas, sin embargo, ponen como la "línea roja" de su plan de negociación.

En un acto convocado al mediodía y celebrado en el Jardín Botánico de Valencia, los líderes de las tres formaciones -los citados Puig y Oltra además de Antonio Montiel- escenificaron la reanudación de los contactos después del portazo socialista y firmaron un documento que adelanta un Consell a dos bandas. Estará formado por los socialistas y Compromís con respaldo parlamentario -bien abstención con Puig bien voto afirmativo con Oltra- de Podemos.

Los movimientos apuntan a que el Ejecutivo funcionará con Puig y Oltra haciendo tándem como presidente y la segunda como "consellera en cap" pero con un inmenso protagonismo. El Ejecutivo tendrá equilibrio entre dos fuerzas que tienen un apoyo parlamentario muy parecido -23 diputados el PSPV y 19 Compromís- y, además, podría incluir independientes. Con la fumata blanca al acuerdo de gobierno, "ara va de bó", como dirían en un trinquet de pelota valenciana, para diseñar el Ejecutivo. Pero esto, ya saben, es la izquierda. Y con la izquierda en acción cualquier cosa puede ocurrir.

En la comparecencia posterior a la firma del acuerdo elaborado por las delegaciones de los tres partidos, los mensajes fueron conciliadores. Ninguno citó la cuestión de la Presidencia -gran escollo de las negociaciones-, un asunto que se tendrá que terminar de despejar en las próximas horas para empezar a trabajar en un organigrama de gestión. Por contra, se esucharon expresiones como "gobierno compartido" por parte de un Ximo Puig que trató de evitar el enfrentamiento y negó un proyecto personalista.

"Será un Consell compartido de todos y para todos, fuerte, solidario y leal", lanzó el líder socialista. "Creo que las relaciones con Compromís están bastante bien; si no, no hubiéramos firmado", dijo para zanjar cualquier polémica y destacar la "responsabilidad" de los firmantes, el "esfuerzo de generosidad" que "todos debemos hacer" y la "unidad" ciudadana para afrontar el escenario en el que se encuentra a día de hoy la Comunidad Valenciana.

"Hoy hemos cerrado el qué y mañana hablaremos del quién. Tengo la absoluta convicción de que tendremos un gobierno de cambio, fuerte y dialogante", aventuró por su parte Mónica Oltra, para quien la negociación política "necesita su tiempo", aunque se mostró convencida de que, con este acuerdo, la "esperanza y el futuro se abren camino". Oltra destacó que el acuerdo programático "pone en el centro el rescate de las personas", plantea una "regeneración democrática" y "pasa página" ya que "acabará con la impunidad", trabajará para "dignificar" los servicios públicos y reclamará una financiación "justa". Antonio Montiel, de Podemos, por su parte, calificó de "histórico" el documento. "Demuestra que la política se puede hacer de otra forma, con transparencia, diálogo y cediendo todas las partes para poner en primer lugar a las personas", cerró.

El acuerdo político que abre paso al retorno de la izquierda al Palau de la Generalitat después de dos décadas se ha cerrado en medio de fuertes tensiones internas dentro del PSPV. Parte de la dirección socialista -singularmente José Manuel Orengo y Alfred Boix- además de la "vieja guardia" como Joan Lerma o Joan Ignasi Pla eran partidarios de cerrar una entente con Ciudadanos que, en todo caso, llevaba también en el paquete una abstención del PP. Cerrada esa puerta, a los socialistas no les ha quedado otra que retornar al redil de la izquierda, la opción preferida por Ximo Puig, para intentar volver al Gobierno.