Madrid / Oviedo,

Agencias / E. F.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aprovechó ayer la aprobación en Consejo de Ministros del proyecto de ley de Presupuestos del Estado para hacer una comparecencia en la que glosó de modo muy somero las grandes líneas de las cuentas para 2016. Rajoy las enmarcó en un contexto de recuperación económica al que calificó de "gran transformación", a la vez que hizo un muy somero balance del curso político.

Rajoy se sirvió de la comparecencia para lanzar dos mensajes políticos de signo bien diferente, que, sin embargo, unificó al vestirlos de advertencia sobre los dos peligros que, a su entender, se ciernen sobre la salida de la crisis. En primer lugar, la tentativa independentista catalana, centrada ahora en las elecciones autonómicas del próximo 27 de septiembre, que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, tiene previsto convocar este lunes. En segundo lugar, la eventualidad de que, tras las elecciones generales previstas para fin de año, el PSOE repita pactos como los firmados tras los comicios municipales y autonómicos para cerrar el paso al PP.

En su presentación de las cuentas para 2016, que basó en una cerrada defensa de la política de recortes practicada desde 2011, Rajoy afirmó que los Presupuestos ponen de manifiesto que "la recuperación está ahí" y que el rumbo económico que se ha seguido en los últimos cuatro años es, pronosticó, el que asegura la estabilidad en el futuro.

Para el Presidente, estos presupuestos "cierran una etapa dificilísima para todos los españoles y abren un nuevo periodo de crecimiento sostenido y de creación intensa de empleo". En su opinión, España ha entrado en "un círculo virtuoso" de más crecimiento, más empleo, más ingresos y menos impuestos, por lo que, "si no se tuerce", esta senda puede llevar a España al "periodo de crecimiento y bienestar mas largo de la historia reciente".

Rajoy lanzó una advertencia a las comunidades autónomas: el límite de déficit público "hay que cumplirlo" porque "no es una decisión caprichosa de nadie" sino un mandato constitucional tomado por el Ejecutivo socialista de Zapatero. Sin embargo, en un plano alentador, aseguró que este año las comunidades autónomas verán mejorada su financiación en algo más de 10.000 millones de euros, sin haber modificado el modelo de financiación. Se trata, dijo, de "una cantidad sustancial", que en su mayoría se debe a "la mejora de la economía".

Ya en el capítulo de las admoniciones, Rajoy aseguró que las próximas elecciones autonómicas catalanas "serán importantes, pero no serán plebiscitarias", porque esa figura no existe en el ordenamiento jurídico español, de la misma forma que el pasado año, añadió, no se celebró el referéndum independentista al que aspiraba Mas, "por mucho que se dijera".

Frente al desafío soberanista, el Presidente insistió en que el Gobierno hará cumplir la ley y dará la batalla "en favor de millones de catalanes", además de garantizar que no habrá independencia "de ninguna de las maneras". En respuesta a las palabras con las que Mas pidió el jueves el voto para su lista unitaria, asegurando que es la que "asusta" al Gobierno, Rajoy advirtió de que al Ejecutivo "no le asusta en absoluto" ninguna lista, aunque precisó que tiene, como Mas, la obligación de cumplir la ley.

A la amenaza del independentismo Rajoy sumó la que detecta en las promesas del PSOE de revertir las reformas puestas en marcha esta legislatura, que, dijo, harían que España perdiera el crédito internacional que, estimó, tanto ha costado recuperar. También reprochó Rajoy a los socialistas sus pactos con independentistas e izquierdistas tras las elecciones municipales y autonómicas, y consideró que sería muy perjudicial para España que se repitieran tras los comicios generales.

Sobre sus perspectivas electorales y poselectorales, el presidente del Gobierno se mostró cauto y afirmó: "Yo trabajo para tener más futuro que pasado y creo que lo puedo conseguir". Ese fue su modo de valorar la posibilidad de que la política de recortes pueda pasarle factura al PP en las urnas.