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JOSEP BORRELL | El exministro socialista y expresidente del Parlamento Europeo publica "Las cuentas y los cuentos de la independencia"

"La idea de que Cataluña sería más rica fuera de España se basa en premisas falsas"

"Quieren una Cataluña libre de corruptos y lo dicen al lado del señor Mas, cuyo partido y Gobierno están de problemas de corruptelas hasta las cejas"

"La idea de que Cataluña sería más rica fuera de España se basa en premisas falsas"

Respetuoso con los sentimientos independentistas pero contundentemente crítico con las razones que esgrimen Artur Mas y Oriol Junqueras para reclamar la secesión de Cataluña, Josep Borrell (Puebla de Segur, Lérida, 1947), exministro de Felipe González y expresidente del Parlamento Europeo, advierte, con un aluvión de cifras y ejemplos de todo tipo, que Cataluña no será más plena ni rica fuera de España. "No habría ese excedente fiscal de 16.000 millones que dice el presidente de la Generalitat, pero además habría que crear una estructura de Estado que saldría mucho más cara", explica midiendo sus palabras porque no se fía de los periodistas, a los que recrimina saber poco o nada de los argumentos políticos y económicos que enarbolan los propulsores de la independencia catalana. Josep Borrell, catedrático de Economía en la Universidad Complutense, además de ingeniero y matemático, no da abasto ahora para responder a los periodistas, a quienes culpa una y otra vez de gran parte de lo que ocurre en Cataluña y a los que explica la bomba pedagógica que contiene su libro "Las cuentas y los cuentos de la independencia", elaborado junto con Joan Llorach. Ambos se han lanzado decididamente al ruedo para intentar desmontar lo que consideran sin el menor matiz las "falsedades" de Mas y Junqueras, que han calado en un sector de la población catalana que se ha desenganchado psicológicamente de España. "Quieren una Cataluña libre de corruptos y lo dicen al lado del señor Mas, cuyo partido y Gobierno están de problemas de corruptelas hasta las cejas", lamenta asombrado, no sin perder la esperanza de que en la jornada del 27-S "gane la sensatez de los que no quieren dar un salto en el vacío y jugar a la ruleta rusa con el patrimonio de los ciudadanos".

-Señor Borrell, ¿cómo le ha quedado el cuerpo después de ver la masiva celebración de la Diada de la semana pasada?

-Fue tan masiva como la del año pasado o el anterior. Es la demostración de que una parte importante de la sociedad catalana está a favor de la independencia. Ha sido una manifestación pacífica de unos ciudadanos que expresan su opinión y están en todo su derecho de hacerlo. Otra cosa que se debería discutir es la parcialidad de los medios de comunicación públicos a la hora de difundir ese acontecimiento claramente electoral.

-¿Habla de TV3, cadena que, según usted, vetó su presencia en el plató?

-No sé si me vetó, lo que sé es que tenía concertada una entrevista en TV3 el día 10 y pocas horas antes, la cancelaron sin explicación. Pujol habría dicho que ahora no tocaba?

-Pujol también dijo de usted que no es catalán a pesar de haber nacido en Cataluña?

-Los nacionalistas siempre se atribuyen el derecho a hablar en nombre de la nación y excluir de ella a los que no piensan como ellos.

-¿Qué juicio le merece la carta de Más, Junqueras y otros independentistas titulada "A los españoles", en la que afirman que Cataluña siempre ha amado a España y la sigue amando, pero que ya no hay marcha atrás?

-Cuando Mas y Junqueras dicen que Cataluña "piensa" o "siente" me pregunto quiénes son ellos para hablar en nombre de Cataluña. Parece que Cataluña se le aparece cada mañana a Mas, al que ha elegido como portavoz. Es irritante porque lo que tendría que hacer es hablar en nombre de quien le vota, no de Cataluña. Mas recurre a una interpretación mística arrogándose la representación de toda Cataluña.

-¿Qué reacciones está recibiendo de Cataluña por su libro "Las cuentas y los cuentos de la independencia"?

-Estoy sorprendido por el eco y la trascendencia de un libro cuya ambición era la de analizar de forma crítica los argumentos políticos y económicos de los independentistas y constatar que muchos son erróneos. Me llama la atención que ese esfuerzo pedagógico haya levantado reacciones pasionales. Para unos, que seguro que no lo han leído, es un libro basura y otros agradecen las explicaciones.

-¿Es defendible la independencia desde el punto de vista de la racionalidad económica?

-La independencia no se justifica por razones económicas. La idea de que Cataluña sería más rica fuera de España se basa en premisas falsas. No habría ese excedente fiscal de 16.000 millones que dicen los independentistas, pero además es que se verían obligados a crear la estructura de un Estado, que les saldría mucho más cara de lo que dicen. Para la diferencia que quedaría, al final no merece la pena declarar la independencia. Pero esto no va de euros, va de "ethos", de identidades.

-¿Cómo valora la reacción emocional de la sociedad catalana en este conflicto?

-El componente emocional es fuerte y muy humano. Hay muchos catalanes que se han desenganchado psicológicamente de España y ni se sienten ni quieren ser españoles. Junqueras dice que la independencia es una cuestión de dignidad y ese mensaje ha calado. No hay un debate racional, pero ¿hasta qué punto la emoción ha sido creada por un discurso sistemático y machacón sobre las supuestas ventajas de la independencia? Ese sentimiento se ha creado durante años en los que se ha repetido que junto a España se está mal y que la solución a todos los problemas es la independencia. Lo cierto es que frente a ese mensaje de que España nos roba y no nos respeta no ha habido un esfuerzo por contrarrestar ese discurso con argumentos.

-Los firmantes de la carta "A los españoles" dicen que quieren forjar una Cataluña semejante a Holanda o Suecia. ¿Qué le parece?

-Me parece muy bien, pero dudo de la capacidad de los nacionalistas para construir realidades parecidas a las de esos países. También quieren una Cataluña libre de corruptos y lo dicen al lado del señor Mas, cuyo partido y Gobierno están de problemas de corruptelas hasta las cejas.

-Lo cierto es que hay muchos catalanes que se creen que son víctimas de un expolio fiscal, uno de los grandes asuntos de su libro. ¿Qué pasa con esos 16.000 millones que dicen los catalanes que se ahorrarían al año, según sus balanzas fiscales, en caso de independizarse?

-Eso es otra falsedad. Los catalanes no dispondrían de 16.000 millones contantes y sonantes más al día siguiente de la independencia. Ahora ya han bajado esa cifra a 11.000. Van de rebaja en rebaja. También hablan de las balanzas fiscales de Alemania que nunca han existido.

-¿Qué quiere decir?

-Los independentistas han repetido que el Gobierno federal alemán calcula cada año lo que cada lander aporta y recibe de la Hacienda federal y que constitucionalmente la aportación neta está limitada a un 4,5 por ciento para evitar "expolios fiscales". No sé de dónde se han sacado esa historia porque es falsa. Junqueras además mandó una carta a los eurodiputados pidiendo ese límite del 4,5 por ciento que no existe. Hizo el ridículo ante los eurodiputados alemanes, pero se apunta un tanto ante los que se sienten agraviados sobre la base de hechos falsos.

-¿Cómo ha triunfado el eslogan "España nos roba"?

-Por incomparecencia del contrario. Los responsables de propaganda de ciertos regímenes saben muy bien cómo hacer que las falsedades calen. Hay una parte de verdad en el mensaje, y es que Cataluña aporta más de lo que recibe, pero porque es más rica. Ésa es la gracia de los impuestos. Luego lanzan mensajes que a la gente le interesa creer: España se lleva nuestro dinero y, por último, echan mano del gran altavoz que les sirve para repetir sistemáticamente su mensaje sin obtener desmentido posible.

-¿Qué le parece la movilización de última hora que están haciendo contra la independencia las grandes empresas catalanas?

-Me parece una reacción muy de última hora, y eso que ellos saben mejor que nadie las consecuencias económicas que tendría la independencia. Los independentistas ven ahora esa movilización como si fuera una amenaza. Sucede lo mismo cuando yo les advierto de que si Cataluña se independiza no podría ni solicitar su ingreso en la Unión Europea. También lo consideran una amenaza. La estulticia e insensatez de los argumentos con los que se apoya la demanda de independencia de Cataluña por razones económicas no tienen límites.

-Por cierto, ¿se ha preguntado usted cómo es posible que una eminencia económica como el actual conceller de Hacienda de Generalitat Mas Colell, que no ha estado lejos de ser premio Nobel, defienda la causa independentista, así como la existencia de un expolio fiscal a Cataluña que en su opinión es totalmente falso?

-El señor Colell, por lo menos, ha reconocido ya que el excedente fiscal que lograría Cataluña con la independencia sería muy pequeño y no de 16.000 millones como dicen Mas y Junqueras. Eso es algo que hay que agradecerle.

-¿Cómo están recibiendo en Cataluña los inequívocos mensajes de Cameron, Merkel o Juncker sobre los problemas que tendría una Cataluña independiente fuera de la UE?

-Creen que el prestigio internacional de Artur Mas puede con todo. Digan lo que digan esos señores, para los independentistas nada vale más que la fe de Junqueras y el prestigio internacional de Mas.

-¿Qué le ha parecido el artículo de Felipe González, de quien usted fue ministro, sobre el proceso catalán?

-Fue un esfuerzo de buena voluntad para explicar los riesgos de la deriva independentista y advirtiendo de que en Europa cuando te saltas la ley te quedas fuera del juego político. González ofrecía diálogo para obtener resultados y los independentistas se lo han tomado como si fuese un libelo, aprovechando una frase que se puede considerar desafortunada por ser demasiado sintética.

-¿Cómo se le puede dar la vuelta al problema catalán a través de ese diálogo para lograr un gran país en el que Cataluña se convierta en la gran locomotora de España?

-Cataluña ya es una locomotora de la economía española. Lo que hay que hacer es desmotar los elementos de agravio que son imaginarios y no reales y corregir los que son reales. Cataluña sufre ciertos cuellos de botella en sus infraestructuras que necesitan mejoras. Hay que revisar la distribución de las inversiones. Pero también hay que combatir esos mensajes de que no se cumple con el Estatut porque Cataluña pierde posición en la clasificación de las comunidades autónomas según su renta per cápita, lo que no es cierto. Hace falta hacer un esfuerzo de explicación y diálogo que ojalá se hubiera hecho mucho antes. Alguien tendrá que coser las heridas hechas dentro de la sociedad catalana y en el resto de España.

-¿Quién tendría que ser el remendón?

-Es una responsabilidad que debe de recaer en los partidos políticos. El PP no lo ha hecho nada bien y con su actitud, sobre todo con el Estatut, ha favorecido el discurso victimista de los independentistas. Y con lo de la reforma del Tribunal Constitucional parece que su asesor de comunicación sea un infiltrado de ERC.

-¿Qué autocrítica hace usted de su partido, el PSOE, en el camino que nos ha llevado a la actual situación en Cataluña?

-El Estatut ha sido una historia desagradable del principio al fin que además ha agudizado ese sentimiento de agravio que sólo desaparecerá con una reforma de la Constitución que fije un nuevo marco de relaciones entre España y Cataluña.

-¿Propone usted un nuevo marco basado en una España federal?

-Sí, creo en la federalización de España. "Federe" significa unir y por eso no me importa que me llamen unionista. Los problemas de Cataluña no son exclusivos, las tensiones territoriales existen en todas las partes.

-Señor Borrell, ¿cómo valora los últimos pronósticos del CIS para las elecciones del próximo 27?

-De poco sirven los sondeos cuando hay un 25 por ciento de indecisos. Habrá que ver qué hacen los que antes votaban a Convèrgencia i Unió. Y ahora que CiU ya no existe tienen que recoger entre la C de Mas y la U de Duran Lleida. A lo mejor gana la sensatez de los que no quieren dar un salto en el vacío y jugar a la ruleta rusa con el patrimonio de los ciudadanos. Será fundamental también qué va a hacer ese 10-15 por ciento de absentistas crónicos. De ellos depende el futuro, esperemos que no se lo dejen imponer por los que están más movilizados y entusiasmados.

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