Trinidad Jiménez se marcha de la política dejando como legado su polivalencia a la hora de asumir cargos y retos, tanto en el PSOE como en el Gobierno, y su abnegación al proyecto que encarnó durante más de una década José Luis Rodríguez Zapatero.

Aunque apadrinada por el expresidente del Gobierno Felipe González, Jiménez se consolidó como política bajo la estela de Zapatero, con quien fue ministra, diputada y concejala.

"Trini", de 53 años y natural de Málaga, fue una de las piezas esenciales del círculo de Zapatero que le aupó, con toda sorpresa, a la secretaría general del PSOE en el congreso de 2000.

En agradecimiento, Zapatero la situó al frente de la secretaría de Relaciones Internacionales del partido, después de trabajar cuatro años en este departamento en el área de América y ser asesora de Felipe González en la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista.

Consciente de su potencial político, Zapatero le puso sobre la mesa el primero de los varios retos que le ofrecería durante los siguientes años y a los que nunca se negó.

En enero de 2003, fue nombrada candidata socialista al Ayuntamiento de Madrid para pugnar con el 'todopoderoso' Alberto Ruiz-Gallardón, saltando a la fama por su "chupa" de cuero con la que pretendió potenciar su cartel electoral.

La contundente derrota en las urnas no la arredró y siguió de concejala hasta 2006 -compatibilizando el cargo con la secretaría de Política Internacional del PSOE-, con un estilo propio caracterizado por su cercanía, su naturalidad y su simpatía.

La compensación de Zapatero fue nombrarla en 2006 secretaria de Estado para Iberoamérica, una región con la que siempre se sintió muy ligada.

En 2008, se estrenó como diputada por Madrid, aunque de forma efímera tras ser confirmada como responsable de la política latinoamericana.

Un año después, Jiménez fue ascendida a ministra de Sanidad, donde supo lidiar con diligencia asuntos como la crisis de la gripe A o la aplicación de la Ley de Dependencia.

En 2010, y sin renunciar a Sanidad, Zapatero le planteó otra empresa 'envenenada' como era retarse en primarias con Tomás Gómez por ser candidato a la Comunidad de Madrid, lo que llevaba implícito ahondar en la división del PSOE madrileño.

La nueva derrota, en esta ocasión por estrecho margen, volvió a tener 'premio' y Zapatero la recompensó con el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación en sustitución de Miguel Ángel Moratinos.

Después de años dedicada a la política internacional, cumplía un sueño que duró hasta el final del mandato socialista en noviembre de 2011.

Con el PP en el poder, Jiménez fue reelegida diputada, esta vez por Málaga, y pasó a ser secretaria de Política Social de la nueva Ejecutiva socialista de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Leal a Pedro Sánchez cuando éste tomó las riendas del partido, salió de la dirección, aunque como consolación, pasó a ser portavoz en la Comisión de Exteriores del Congreso, un puesto que le fue apagando su visibilidad política.

Se afilió al PSOE en 1984 tras asumir que su verdadera vocación no era la de la judicatura, a pesar de ser licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y de pertenecer a una reconocida familia de juristas, al ser su padre, José Jiménez Villarejo, magistrado del Tribunal Supremo y su tío Carlos jefe de la Fiscalía Anticorrupción.

"Trini" se casó con un diplomático, del que se divorciaría años más tarde, con quien vivió en Guinea Ecuatorial entre 1990 y 1992, donde trabajó como profesora de la UNED.

En julio de 2013, contrajo de nuevo matrimonio con el cámara de TVE Miguel Ángel de la Fuente.