Si hubiese sido por la intérprete que el martes se encargó de la traducción en el encuentro entre Barack Obama y Felipe VI, los titulares de la reunión hubiesen sido muy distintos. Y es que una palabra puede cambiarlo todo. Y más si se trata de adjetivos. Pero a la traductora se le escapó este detalle.

La traducción no era simultánea, sino que el presidente de Estados Unidos hacía unas declaraciones y cuando éste se detenía, la interprete las vertía al castellano. Obama aseguró que su país está "profundamente comprometido a mantener la relación con una España fuerte y unificada", en alusión al desafío soberanista. No obstante, la traductora entendió: "Una relación más fuerte y unida con España".

El desconcierto causado por su versión se nota en los gestos sutiles que hace el Rey al escuchar la traducción de las palabras de Obama: niega con la cabeza, se muestra inquieto y, finalmente, mira a la delegación española. Margallo se encargó de corregir a la intérprete.