El rifirrafe de las banderas -el jueves en el Ayuntamiento de Barcelona- ha cobrado más protagonismo en el cierre de campaña del 27-S que muchas de las declaraciones de los principales candidatos. Ayer, el líder de ERC en el Consistorio barcelonés, Alfred Bosch, se disculpó por haber colgado una estelada en el balcón del Ayuntamiento con motivo de la celebración de la fiesta de La Mercè, patrona de la ciudad: "No estuve acertado", concedió Bosch.

La iniciativa del dirigente republicano propició que el concejal del PP Alberto Fernández Díaz, presente en el mismo balcón, colgase a su vez una bandera española, lo que generó un pequeño enfrentamiento, mediáticamente conocido como "la guerra de las banderas" y que fue contemplado a escasa distancia por el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

Bosch lamentó en un comunicado haber desencadenado "una serie de reacciones que han acabado creando un considerable revuelo". En el texto, el concejal republicano señaló: "Me sabe mal todo lo que ha pasado, y habiendo reflexionado sobre mi acto, debo reconocer que no estuve acertado. Seguro que no era el momento ni era el gesto que hacía falta".

"Por eso", añade el edil en el texto, "quiero presentar mis disculpas a todos los que se hayan podido sentir heridos u ofendidos, los que hayan encontrado el hecho poco oportuno y, sobre todo, a los miles de personas que hace días que trabajan en el objetivo más noble que nos hemos marcado como pueblo, y que ahora hayan podido sentirse perjudicados".

Tras conocerse el comunicado de Bosch, la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, agradeció sus disculpas pero le replicó que él "no es nadie" para colgar una bandera que "sólo representa a los independentistas y no a la mayoría de catalanes".

Mayor repercusión tuvo la intervención del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien el mismo jueves puso en relación el incidente con el órdago independentista de la Generalitat. El Ministro alertó del efecto imitación que puede generar el presidente Mas, con su disposición a "saltarse la ley" en su camino para lograr la independencia de Cataluña, y advirtió que cuando impera la "ley de la selva" el que "gana" es el "más fuerte". "No creo que les convenga ir por ahí", alertó.

Para el responsable de Interior, la imagen vista en el Ayuntamiento de Barcelona "tiene connotaciones muy negativas al recordar a la 'guerra de banderas' que se vivía años atrás en el País Vasco "cuando ETA estaba plenamente activa y operativa, sembrando regueros de sangre y terror por todas partes".

Estas palabras del Ministro causaron ayer profundo malestar en CDC, UDC y ERC, partidos en los que, por un lado, se rechazó la amenaza que llevan implícita y por el otro se lamentó la comparación entre el incidente y las acciones etarras.