Llegó el día. Más de 5,5 millones de ciudadanos están llamados hoy a las urnas para participar en las undécimas elecciones autonómicas catalanas, las más polémicas de la historia de este tipo de comicios y las que mayor división han causado en la sociedad de Cataluña al haberlas convertido la Generalitat en un plebiscito -simbólico, que no legal- sobre la independencia.

Se trata de las segundas elecciones anticipadas consecutivas que vive Cataluña, después de las de noviembre de 2012, que hubieran debido celebrarse en diciembre de 2014. Así pues, de haberse completado la actual legislatura, los electores no habrían sido llamados hasta noviembre de 2016.

Sin embargo, ante la imposibilidad de hacer su prometida consulta legal sobre la independencia -mutada en el remedo de referéndum del 9 de noviembre de 2014-, el presidente de la Generalitat, Artur Mas (CDC), decidió adelantar los comicios autonómicos con la intención de convertirlos en una consulta encubierta.

Las urnas de estas elecciones anticipadas dirimirán, pues, cuál es el apoyo real que tienen las dos listas independentistas (Junts pel Sí y la CUP), que concurren ante los electores en competición con otras cinco listas que tienen posibilidades de escaño. La mayoría de las encuestas aseguran que el bloque independentista alcanzará o rebasará la mayoría absoluta, fijada en 68 de los 135 escaños en disputa.

Junts pel Sí es el resultado del acuerdo alcanzado el pasado mes de julio entre Mas -que acababa de ver saltar por los aires CiU tras el desmarque de Unió de las posiciones secesionistas- y el líder de ERC, Oriol Junqueras. En cuanto a la CUP, es una fuerza de izquierda "dura", que tiene sus raíces en diversas asociaciones cívicas.

En el caso de que los independentistas obtengan una mayoría de escaños, el clima político catalán seguirá recalentándose ya que el bloque secesionista ha prometido una declaración unilateral de independencia, aunque no hay unanimidad sobre el momento. Mientras Mas y Junqueras se dan un plazo de hasta 18 meses para llevarla a cabo, la CUP quiere que se haga de inmediato. Mayor complejidad revestiría la investidura de Mas, que, en principio, no debería contar con los votos de la CUP. A menos que Junts pel Sí se alzase con la mayoría absoluta por sus propios medios. Pero no es eso lo que auguran los sondeos.

En cifras exactas, las elecciones de hoy se celebran sobre un censo de 5.510.713 personas, de las que 5.315.180 son residentes en Cataluña, mientras que otras 195.533 lo son en el exterior. El Govern de la Generalitat anunció ayer, jornada de reflexión, que 131.033 personas han solicitado votar por correo, lo que supone casi un 56% más que en los comicios de noviembre de 2012. Este hecho permitió a la consejera de Gobernación, Meritxell Borràs, augurar un aumento significativo de la participación, que en la cita de hace tres años fue del 67,76%.

Los votos se depositarán en 2.697 colegios electorales, de los que 1.607 estarán en la provincia de Barcelona -que elige a 85 diputados-, 399 en la de Gerona (17 escaños), 370 en la de Tarragona (18 escaños) y 321 en la de Lérida (15 escaños). Como ocurre a menudo, las circunscripciones menos pobladas están sobrerrepresentadas, en detrimento de las más pobladas. De hecho un reparto estrictamente proporcional de los 135 escaños daría 104 a Barcelona, 12 a Tarragona, 11 a Gerona y 8 a Lérida. Este hecho favorece a los nichos de voto soberanista albergados en zonas que han recibido escasos contingentes de inmigrantes a lo largo de las décadas.

Además, los colegios del cinturón metropolitano de la infrarrepresentada Barcelona son escenario de un doble fenómeno confluyente. Por un lado, son las zonas donde el PSC y PP obtienen el grueso de sus apoyos electorales y donde las actuales fuerzas soberanistas tienen menos fuerza. Por otro, esos mismos colegios son los más abstencionista en las elecciones autonómicas, en las que los porcentajes de participación global son sistemáticamente inferiores a los registrados en las elecciones generales. De ahí que el comportamiento de esas localidades hoy se considere clave para inclinar el duelo a favor o en contra de los independentistas.

Un duelo que, tras una campaña de una intensidad sin precedentes, ha suscitado gran expectación internacional, un año después del referéndum sobre la independencia escocesa. Unos 550 periodistas de 180 medios extranjeros han sido acreditados por el Govern de la Generalitat para narrar las incidencias de la jornada y seguir el escrutinio. Todo un dispositivo que estará protegido por el despliegue de 8.186 policías autonómicos, 1.703 policías locales y 143 agentes de seguridad.

Se estima que en torno a las nueve y media de la noche se tendrá ya una idea clara de cuáles son los resultados finales, aunque previamente, a las ocho de la tarde, se habrán conocido los datos del sondeo a pie de urna encargado por la FORTA (federación de emisoras autonómicas). Unos resultados que, sin duda, condicionarán el clima en el que se desarrollará, y no solo en Cataluña, la campaña de las elecciones generales de diciembre.