Esta mañana, Rosario Porto, la madre de la fallecida Asunta Basterra ha negado en su declaración en el juicio sobre la muerte de su hija que le suministrasen Orfidal el día del fallecimiento a la niña. "En mi vida le di Orfidal a mi hija, Alfonso no le daba Orfidal a mi hija, nadie le dio Orfidal a la niña", expresó Porto a preguntas del fiscal. Acto seguido, recordando la comida los tres juntos en la jornada de la tragedia, añadió: "O, si las pruebas lo dicen, será que le darían Orfidal. Pero si se lo hubiesen dado se lo habría notado", apuntó Porto, quien especificó, para argumentar su tesis, que la niña estaba "totalmente despejada". "Incluso jugamos a las cartas, siempre nos ganaba", indicó.

No obstante, este es uno de los puntos en el que el fiscal considera que existe una contradicción en las palabras de Rosario, con respecto a declaraciones previas en las que, supuestamente, siempre según palabras de Porto, traídas a escena por el fiscal, "la niña estaba empeñada en que su padre le daba polvos blancos", recordó Fernández de Aránguiz. En un momento previo del interrogatorio, Rosario Porto sí confirmó que ella tomaba Orfidal y que el día de los hechos, al mediodía, en la comida, lo tomó, pero no recordaba si ese día la pastilla se la aportó Basterra o si la cogió ella de su pastillero.

Por otro lado, las imágenes mostradas por el fiscal y la duración del testimonio de Rosario Porto -más de cinco horas- provocó que la imputada rompiese a llorar mientras testificaba. La madre de Asunta mostró su disconformidad con el Ministerio Público, al que le ha preguntado si tiene hijos para entender cómo se sintió ella tras el hallazgo del cadáver de la pequeña en una pista forestal de Cacheiras.

Porto declaró, ante las preguntas de la asociación Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular, que solo una "mente calenturienta" puede ver rarezas en las fotos de la niña con el traje de ballet. "Venía de una función de ballet, solo una mente calenturienta puede malinterpretarlas", ha apuntado al letrado Ricardo Pérez, y, en ese momento, en el padre de la menor e imputado también por su asesinato, Alfonso Basterra, han aflorado las lágrimas.

Una reconstrucción paso a paso

"Como padres, lo hicimos lo mejor que pudimos". Rosario Porto responde a las preguntas del fiscal y dibuja un escenario familiar en el que, subraya, el matrimonio ya roto intentó dejar a su hija fuera de las desavenencias de pareja. Por el camino, y en lo que va de mañana, varios mensajes: la defensa de Alfonso como padre y la afirmación de que no era ella la que compraba el Orfidal, sino su exmarido. Emocionada a ratos al retratar a una Asunta superdotada, quebrada la voz al hablar de la "muy querida" hija, Rosario responde al fiscal con voz temblorosa y pañuelo en mano.

Arranca la reconstrucción narrada del día que la niña murió. "Tenía clase de chino todos los sábados; muy despierta y con ganas de hacer cosas, como siempre", recuerda emocionada. Ese sábado se quedó en casa hasta las dos, no fue a la alianza", confirma antes de explicar que comieron juntos revuelto de champiñones. Pregunta el fiscal por qué esa tarde decide ir a Montouto, a la finca familiar. Y la acusada explica que era habitual en ella guardar la ropa de invierno allí, por lo que iba a buscarla. Son precisamente de ese día las imágenes de Rosario en la calle. Explica que se disponía a recoger el coche en el parking, pero que tuvo que subir unos minutos al piso porque había olvidado una caja.

Ante el jurado, Rosario Porto ha narrado el episodio que supuestamente vivió en su domicilio la noche del cuatro al cinco de julio cuando, tras dejar olvidadas las llaves en la puerta de su casa, un desconocido entró en su domicilio.

Así, ha asegurado que se despertó con los gritos de la niña, que estaba siendo atacada por el intruso en su habitación, y que, movida por un arrebato, se abalanzó hacia el atacante, que huyó.

"Creí que había llamado a Alfonso para contárselo, pero al día siguiente vi en el teléfono que me había llamado a mi misma", ha contado la acusada para ejemplificar su nivel de nerviosismo, tras lo que ha narrado que acudió a la comisaría pero decidió no poner denuncia para que Asunta "no tuviese miedo" y para preservar su "estabilidad emocional". Aunque no ha culpado a su exmarido , Rosario Porto sí ha situado a Basterra en compañía de la niña en momentos clave de la investigación, cuando la menor fue supuestamente sedada a lo largo del verano.

Segunda sesión del juicio

Los acusados por el crimen de Asunta, Rosario Porto y Alfonso Basterra, llegaron a los juzgados a las 9:10 horas para una nueva jornada del proceso. José Luis Gutiérrez Aranguren, letrado de Rosario Porto, y uno de los primeros en llegar, auguraba que la primera en declarar hoy sería su cliente, tal como finalmente decidió el tribunal. Para el letrado, "hoy es un día clave".

En todo caso, considera que, pese a que su defendida está "preparada", las preguntas van a ser "duras" y "le van a revolver su vida pasada y la vida de su hija".

Aranguren explica que el estado de su patrocinada ayer, compungida y llorosa, era "previsible". "Se está hablando de su vida y de la muerte de la niña, de las supuestas condiciones en que se produjo, que fue ella y además en una situación dramática que en modo alguno se corresponde con la verdad y eso hace mella". De hecho, añadió que "hoy cuando se le pregunte" todavía "va a ser peor". Además, subrayó, esa jornada discurrió justo cuando era el cumpleaños de la niña, que habría cumplido quince años.