En la madrugada del domingo 5 al lunes 6 de octubre del 2014 todo cambió para Teresa Romero. Aquel día, la auxiliar de enfermería fue ingresada en el Hospital de Alcorcón con fiebre y otros síntomas que hacían presumir que podía sufrir ébola. Los facultativos de este centro hospitalario confirmaron pocas horas después con su diagnóstico los peores presagios. Teresa Romero estaba infectada con el virus del ébola.

Dieciséis horas después, cuando pasaban pocos minutos de la medianoche del 8 de octubre, la auxiliar de enfermería era trasladada e ingresada en el Hospital Carlos III. Por entonces, todavía nadie le había confirmado que tenía ébola. Se enteró posteriormente a través de la prensa, leyendo informaciones a través de su móvil.

Todo había empezado hacía poco. Concretamente, el 30 de septiembre, cuando Teresa Romero comenzó a sentirse mal. Unos días antes, había estado atendiendo al misionero Manuel García Viejo, infectado por ébolaManuel García Viejo, infectado por ébola y que el 7 de agosto había sido ingresado en el Carlos III de Madrid tras ser repatriado desde Liberia en un avión medicalizado del Ejército del Aire. Cinco días después, del misionero fallecía por culpa del ébola sin que nada se pudiera hacer por su vida.

Fue un mes y medio después del la muerte de Manuel García Viejo por culpa del ébola cuando Teresa Romero empezó a experimentar algunos síntomas de la enfermedad. Inicialmente los síntomas eran muy leves y nada le hizo pensar que pudiera estar infectada por el ébola. En cualquier caso, optó por llamar al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del hospital Carlos III, donde le instan a tomar precauciones pero la ingresan al no llegar la fiebre a los 38,6 grados, umbral a partir del cual se activa el protocolo contra el ébola.

Días más tarde, acude al centro de salud de Alcorcón, pero no se identifica como una de las personas que atendió al misionero fallecido por el ébola. El diagnóstico que le dan habla de gripe. Por ello, le recetan paracetamol. Teresa Romero seguía sin estar preocupado por aquellos incipientes síntomas. De hecho, tras visitar el centro de salud de Alcorcón para en una peluquería a depilarse antes de volver a su casa.

La fiebre, sin embargo, sigue sin desaparecer en los días posteriores, por lo que el 2 de octubre vuelve a llamar por teléfono al hospital Carlos III. A partir de entonces, la Sanidad madrileña se pone en contacto con ella dos veces al día para que informe de su temperatura corporal.

Así pasan varios días más, hasta que el 6 de octubre a las 4 de la mañana, la trabajadora llama al sistema de alerta de salud pública con fiebre de 37,3 grados y tos, además de astenia y mialgias. Desde Salud Pública se adopta la decisión de trasladar un equipo del SUMMA 112 al domicilio de la paciente, desde donde es trasladada a Urgencias del Hospital Fundación de Alcorcón, pese a que el hospital de referencia para este tipo de casos es el Carlos III. Allí se confirma que es el primer positivo por ébola fuera de África en el mundo. A la 0.04 del día 7 de octubre es trasladada al Carlos III.

El día 8, en declaraciones a algunos medios de comunicación, Romero dice que su contagio se ha podido deber a algún error. El jefe de Medicina Interna del Hospital La Paz, Germán Ramírez, asegura que la auxiliar ha hablado con él de un "descuido" al retirarse el traje de protección que se utiliza para evitar contagios del ébola.

Mientras tanto, el marido de Romero, ingresado en el Carlos III bajo observación como paciente de riesgo, avisa de que la Comunidad de Madrid ha decidido matar a su perro, Excálibur, ante la posibilidad de que pueda ser portador del virus del ébola. El mismo día 8, el perro es efectivamente sacrificado pese al rechazo que muestran decenas de miles de personas en las redes sociales.

La polémica de Javier Rodríguez

El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, señala que la paciente ha podido mentir sobre su estado de salud. A sus polémicas palabras añadirá otras el día 9. "Unos tienen mayor capacidad de aprendizaje que otros", apunta en referencia a la formación impartida a los sanitarios para colocarse o quitarse el traje.

En las siguientes horas, se activa un protocolo contra el ébola que obliga a decenas de personas -los contactos de menor riesgo de la auxiliar infectada- a tomarse la temperatura en casa y a informar en el caso de que se sufra fiebre. Un número variable de pacientes de mayor riesgo son ingresados durante los siguientes días para mantenerlos en aislamiento y bajo observación.

Empeoramiento del estado de salud

El día 9, la salud de Teresa Romero empeora gravemente. Se encuentra en un estado crítico por el avance del virus del ébola, pese a que la paciente es tratada con suero hiperinmune. Mientras, en el plano político se vive una auténtica tormenta.

Las críticas de la oposición y de los sindicatos del personal sanitario a la gestión de la crisis del ébola por parte de las autoridades del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid obligan al Ejecutivo a reaccionar. Para ello, el Gobierno creó el 10 de octubre un comité especial para el seguimiento de la enfermedad del ébola. Al frente de este órgano se situó a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que relevó a la ministra de Sanidad, Ana Mato que fue apartada de la comunicación de la crisis del ébola tras una polémica gestión que fue duramente criticada por su ineficacia.

Tras varios días en los que el ébola causa estragos en el cuerpo de Teresa Romero, que se debate entre la vida y la muerte, finalmente los médicos y el tratamiento que se le suministra -que incluye sangre de una religiosa que logró curarse del ébola en Liberia- consiguen estabilizar a la enferma. Desde el día 11, la carga viral del ébola comienza a descender, aunque su estado es delicado. A medida que pasan los días, los médicos son cada vez más optimistas. Tras el día 14, se considera que ha superado la fase crítica. El día 15 ya puede tomar líquidos y consigue hablar por teléfono con su marido. La carga viral sigue bajando en las jornadas siguientes y cada vez se siente mejor.

Resultado negativo

Ya el domingo día 19, Teresa Romero da negativo en la prueba del ébola. El segundo análisis confirma que la paciente, que durante muchos días estuvo entre la vida y la muerte, ha vencido al virus.

Romero ya puede respirar aliviada, aunque no fue hasta el 5 de noviembre, una vez completamente restablecida tras su calvario en la lucha contra el ébola, cuando recibió el alta. En los siguientes días, la auxiliar de enfermería se enfrentó a la realidad de ser la protagonista de una historia de gran alcance mediático y de amplias repercusiones políticas.