El PP vasco vivió ayer una jornada de incertidumbre acerca del futuro político de su presidenta, Arantza Quiroga. La líder popular vasca se ausentó mañana y tarde del Parlamento al día siguiente de retirar la polémica ponencia de convivencia en la que, por primera vez, no se exigía al mundo abertzale una condena explícita de la violencia, sustituida por un simple rechazo.

Quiroga retiró la ponencia tras ser desautorizada por la dirección popular, que utilizó como mensajero al ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, hombre fuerte del PP vasco en Madrid. La dirigente popular aseguró, no obstante, que la marcha atrás no era debida a presiones de la dirección nacional sino a que los abertzales habían utilizado la ponencia, sostuvo, para jactarse de haber conseguido una victoria.

Sin embargo, todas las declaraciones de altos responsables de Sortu -partido heredero de Batasuna- y EH Bildu -su marca electoral- se han caracterizado desde la presentación de la ponencia por la moderación y los elogios hacia el cambio de actitud de los populares vascos.

Así las cosas, los rumores sobre una guerra abierta entre la presidenta popular vasca y la dirección nacional han cobrado cuerpo creciente desde la tarde del miércoles, hasta el punto de que la línea principal de interpretación se basaba ayer en la idea de que Quiroga ha presentado su dimisión y Génova lucha por que reconsidere su postura.

A primera hora de la mañana, la secretaria general de los populares vascos, Nerea Llanos, abrió el fuego asegurando que "nadie debe dimitir" tras la retirada de la iniciativa, a la vez que garantizaba que su partido no ha abandonado sus postulados en materia antiterrorista. Llanos abundó en la justificación de la retirada de la ponencia ofrecida por Quiroga el miércoles al lamentar lo que calificó de interpretaciones "torticeras" de EH Bildu sobre el texto y su retirada.

A continuación, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, sostuvo que no hay ninguna fisura en el PP en cuanto a exigir a EH Bildu y al resto del entorno de ETA que condenen la violencia terrorista. Vino después el turno del vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, quien endureció el lenguaje al declarar que en su partido "no ha habido cambio de postura" sobre la política frente a ETA y omitir cualquier tipo de apoyo a Quiroga.

No obstante, el espaldarazo llegó poco antes del mediodía a través del vicesecretario de Sectorial del PP, Javier Maroto, quien subrayó que la líder vasca cuenta con el respaldo de la dirección nacional del partido y alabó que el miércoles fuese "hábil y rápida" al retirar la ponencia.

Para entonces eran ya nutridos los medios de comunicación digitales que reflejaban la ausencia de Quiroga del Parlamento y se hacían eco de las especulaciones, salidas en primera instancia de las filas populares vascas, sobre su dimisión. Unas especulaciones que, a través de la agencia Efe, eran desmentidas por "fuentes de la dirección nacional del PP", que no sólo negaban la renuncia de Quiroga sino que también desmentían que el partido se la hubiese pedido.