La fuerza independentista de izquierdas CUP prosiguió ayer la línea abierta el jueves al anteponer la adopción de pasos en dirección a la independencia a la negociación con Junts pel Sí (coalición de CDC y ERC) sobre quién será investido próximo Presidente de la Generalitat.

El cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, se mostró partidario de que el Parlament, una vez constituido, haga los "gestos necesarios de ruptura", con carácter irreversible, y empiece a "desobedecer" sentencias del Constitucional, además de la "ley Wert". Todo ello, insistió, antes de la investidura, puesto que, dijo, la Cámara "dispone ya del mandato" para hacerlo.

Sobre la investidura, Baños reiteró la negativa a apoyar al candidato que propone Junts pel Sí -el presidente en funciones, Artur Mas- y afirmó que "no nos hemos movido ni una coma en esto". Baños admitió que la investidura de Mas ni siquiera se ha empezado a negociar y resaltó que la CUP desea ver "gestos de ruptura" irreversibles desde el primer momento en que se constituya el nuevo Parlament.

Desde Junts pel Sí, su cabeza de lista, Raül Romeva, afirmó que tiene un "altísimo grado de coincidencia" con lo que planteó el jueves la CUP, y secundó que la cuestión de quién es el próximo presidente catalán resulta "secundaria", aunque auguró que sobre esta cuestión habrá acuerdo entre las dos partes.

En estas condiciones, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, llamó a la reflexión a los políticos catalanes, especialmente a Mas, a quien recordó que para gobernar "uno no se tiene que someter a minorías" como la CUP, que promueve la "abierta desobediencia" a las leyes.

"Cuando uno se encuentra en una situación, por las dificultades de gestionar su propio futuro personal y político, lo que no puede hacer es condicionar el futuro de todos los catalanes a esa misma circunstancia", sentenció la Vicepresidenta.

Santamaría sostuvo que le resulta "llamativo" que se pretenda imponer el programa electoral de un partido que "ha tenido 300.000 votos" (en referencia a la CUP) y cuyo "proceso" ha sido rechazado por la "inmensa mayoría" de los ciudadanos catalanes en unas elecciones democráticas.

Desde el Gobierno alemán llegaron de nuevo palabras de respaldo al mantenimiento de la unidad de España. El ministro de Asuntos Exteriores germano, Frank-Walter Steinmeier, aseguró en Madrid que, como ciudadano europeo, considera que la UE no necesita de "nuevas fronteras".

"Como europeo quiero que Europa converja más aún y que las fronteras vayan perdiendo cada vez más importancia. Como europeo les digo que no necesitamos nuevas fronteras en Europa", subrayó.

Entre tanto, la agencia Standard and Poor's (S&P) rebajó un escalón más la calificación crediticia asignada a Cataluña (de BB a BB-), de forma que agrava la consideración de la deuda catalana como bono basura. S&P justificó su decisión al augurar una "tensión política creciente" entre la Generalitat y el Estado a raíz del 27-S.