El líder del PSOE, Pedro Sánchez, consiguió contener ayer el malestar reinante en el partido por el fichaje de Irene Lozano gracias al voto de confianza que le dieron algunos barones y la decisión de la mandataria andaluza, Susana Díaz, de guardar silencio ante la incorporación a las listas socialistas de la exdiputada de UPyD, considerada por muchos como una afrenta.

Con las elecciones a dos meses vista, los socialistas optaron por cerrar filas y embridar el tono crítico del viernes, cuando algunos jefes territoriales, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, exigieron que Lozano pidiera perdón por sus ataques de los últimos tiempos.

Con todo, ausencias como la del presidente asturiano, Javier Fernández, o el aragonés, Javier Lambán, evidenciaron el descontento por la inclusión de Lozano en el cuarto puesto de la lista al Congreso por Madrid.

Consciente de que la tormenta aún no ha pasado del todo, Sánchez no mencionó a Lozano en su discurso, pero no se privó de recordar a sus compañeros de partido que el PSOE "no es patrimonio exclusivo de los militantes, sino de la mayoría de los ciudadanos progresistas que quieren cambiar España".

Los primeros en disculpar a Sánchez fueron Vara y su homólogo castellano-manchego, Emiliano García-Page. El primero no se desdijo de sus críticas del viernes, pero añadió que el secretario general incorpora a Lozano "pensando en lo mejor" para los resultados electorales.

"Si confiamos en él para que sea presidente del Gobierno, hay que confiar también en él para que elija las listas dentro de una España que está cambiando", apuntó García-Page.

A favor del fichaje también se posicionaron los líderes de Madrid, Sara Hernández; Valencia, Ximo Puig; Baleares, Francina Armengol, y Galicia, José Ramón Gómez Besteiro. El expresidente Felipe González afirmó que si Lozano dijo "algo inadecuado" del PSOE en el pasado "tendría que rectificar".

La incorporación de la exdiputada de UPyD también planeó sobre la reunión de la plana mayor del PP y del Gobierno en Toledo, donde Mariano Rajoy ironizó: "Este partido no fichará a nadie de última hora para que le regeneren". El jefe del Ejecutivo dedicó su discurso de balance de la legislatura a presumir de gestión, apelar al orgullo del partido por todo lo hecho y a advertir de que "no se alza ningún otro proyecto alternativo" al del PP porque "no lo hay".

A su secretaria general, Dolores de Cospedal, le tocó el reto de llamar a la unidad en una semana convulsa para el PP, marcada por la crisis en el País Vasco y las críticas del ministro Montoro a algunos de sus compañeros de gabinete.

Rajoy agradeció la labor de todos sus ministros. "Podéis estar orgullosos", les dijo. Y también elogió a Cospedal, a quien, aseguró, "le ha tocado lo más difícil y en el momento más difícil". Pero ahora hay que salir "a ganar las elecciones", por lo que la "número dos" del partido dijo que los populares tienen que estar "unidos" y contar "con la cabeza bien alta" la gestión del PP.