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El desafío independentista catalán | ÁNGEL DE LA FUENTE | Economista

"Ningún partido tiene fuerza para resolver el problema solo"

"Si las empresas catalanas perciben que su Gobierno les crea inseguridad jurídica, tendrán más incentivos para irse"

Ángel de la Fuente. MARC MARTÍ

Ángel de la Fuente (Gijón, 1962) observa el "pacto de conveniencia" que descuelga a Artur Mas de la presidencia de la Generalitat y se queda un poco igual. El economista asturiano, especialista en Hacienda Pública, dejó el Instituto de Análisis Económicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Barcelona cuando se trasladó en 2014 a Madrid a dirigir un "think tank" de investigación económica. Utiliza sus muchos años de vivencia catalana sin pelos en la lengua para reclamar frente al independentismo "un Gobierno conjunto" de partidos constitucionalistas. A coro con la patronal catalana, advierte contra una "fuga de empresas" que será pronosticable si el "procés" desemboca en la Hacienda propia o en al Banco Central catalán, si el Gobierno toma decisiones en las que las compañías perciban una amenaza de "inseguridad jurídica".

-Cambia el President. ¿Cambia algo?

-No lo parece. El programa de Gobierno que defendió el candidato es el mismo que presentó Mas.

-Cataluña tendrá Gobierno mientras España se lo piensa. ¿Los independentistas ganan terreno, o tiempo, en este pulso con un país inestable?

-No es un problema de unas pocas semanas. A corto plazo, aunque esté en funciones, el Gobierno central sigue teniendo muchas herramientas para lidiar con el problema.

-La derecha pacta con la izquierda anticapitalista. ¿Qué dice eso de la gestión del desafío dentro y fuera de Cataluña?

-No nos dice gran cosa. Estamos ante un pacto de conveniencia entre partidos que coinciden en el objetivo de la independencia y en muy poco más. Supongo que la discusión sobre el modelo socioeconómico y otros temas igualmente importantes la dejan para más tarde.

-¿Mas terminó teniendo miedo a las elecciones después de tanto apelar a las urnas, como dice Ada Colau?

-Eso parece, y seguramente se trata de un miedo razonable. La incapacidad de los independentistas para ponerse de acuerdo empezaba a crear cansancio y desilusión y es fácil que sus resultados se hubiesen resentido en unas nuevas elecciones. En el caso de Convergencia, a eso hay que añadir el peso de los muchos casos de corrupción en los que se encuentran inmersos, lo que podría haberse traducido en una fuerte pérdida de votos si se hubiesen presentado solos.

-Parece claro que el pacto tendrá repercusiones sobre las negociaciones para formar gobierno en España. ¿Qué partido debe preocuparse más?

-Todos los partidos nacionales deberían preocuparse. Y esa preocupación debería traducirse en un acuerdo para actuar juntos, preferentemente a través de un Gobierno conjunto.

-Mas sugiere ahora que apoyaría al PSOE para castigar a Rajoy. ¿Ve a los socialistas aceptando bajo alguna fórmula el derecho a decidir para avanzar hacia la Moncloa?

-No. Entre otras razones porque correrían un serio riesgo de escisión.

-¿Ve a algún partido capaz de deshacer este embrollo?

-Ningún partido tiene ahora fuerza suficiente para resolver o afrontar el problema solo. Las formaciones constitucionalistas tienen que reaccionar conjuntamente.

-Dice la patronal que habrá "fuga de empresas" si el "procés" se acelera hacia la Hacienda propia o el Banco Central catalán. ¿Lo comparte?

-Sí. En la medida en que las empresas empiecen a percibir que las decisiones del nuevo Gobierno catalán pueden crearles problemas o generar una situación de inseguridad jurídica, tendrán más incentivos para trasladar sus sedes sociales, y eventualmente sus centros de producción, a territorios que puedan percibir como de menor riesgo.

-¿Esto sigue siendo una cuestión de dinero?

-No. El dinero es parte del problema, pero no lo es todo, ni mucho menos. Aquí hay un fuerte componente emocional.

-¿Se arregla con dinero?

-No. La solución a medio y largo plazo es hacer pedagogía sobre las ventajas de la unión, ofrecer un proyecto atractivo de país, hacer las cosas bien y dar la batalla por la opinión pública catalana, lo que no han hecho hasta ahora los sucesivos gobiernos centrales.

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