El diputado tinerfeño Alberto Rodríguez (1981) se ha convertido en uno de los iconos de la nueva cultura política que Podemos desplegó en la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados. Su imagen fue una de las más difundidas y comentadas.

-¿Qué le parecen las declaraciones de Celia Villalobos exigiendo que lleven "las rastas limpias para que no me peguen piojos"?

-Es una falta de respeto que ya vivimos en la sesión inaugural del Congreso, donde confirmamos más de cerca de qué pasta está hecha esta gente. Pero no hay problema porque eso no deja de ser el territorio del circo mediático en torno a la vida política que se monta en Madrid y yo no he ido a eso al Parlamento. No me interesa la polémica ni entrar en debates de ese tipo. Vengo al Congreso porque hay mucha gente en este país que lo están pasando muy mal, que necesitan medidas urgentes, y en eso nos queremos centrar.

- ¿Era usted consciente de que representaba, aunque fuera desde el punto de vista formal, el cambio de etapa en la vida parlamentaria?

-Sí, éramos muchos los compañeros y compañeras, como Rita Bosaho, por ser de raza negra, o compañeros con alguna discapacidad en el Senado, que nos salimos de la norma. Éramos foco de atención por ser precisamente eso, diversos y plurales como creemos que es la sociedad a la que representamos. Nos lo esperábamos, lo veíamos venir, pero no al nivel que ha provocado la foto con Rajoy de fondo, que ha sido muy difundida. Pero no deja de ser ruido mediático que pasará y espero que seamos conocidos por nuestro trabajo.

-¿Y qué cree que estaría pensando Rajoy con esa expresión mientras le veía pasar frente a él?

-Yo creo que su cara expresa claramente que no ha entendido que estamos en una nueva era política y que ahora el Congreso no es ya el coto privado de unos cuantos para que hagan y deshagan aplicando el rodillo, sino que ahora representa mejor al país, es más diverso y plural y van a tener que acostumbrarse. Quizá en ese momento estaba descubriendo eso, lo que pasó en España en las elecciones del 20-D.

-Sabe que en el pasado un presidente del Congreso [José Bono] ordenó a un ministro [Miguel Sebastián] ponerse corbata. ¿Teme recibir alguna indicación de este tipo para que su aspecto esté más acorde con la norma?

-Conocemos el Reglamento, sabemos que no hay ninguna indicación concreta sobre el aspecto e indumentaria de los diputados salvo que se acuda con decoro y sentido común, y creo que eso lo respetamos. No le faltamos al respeto ni a la institución ni a los demás diputados por cómo sea nuestra forma de vestir o por nuestro peinado. No tengo pensado ningún cambio de aspecto, esto no deja de ser una anécdota y seguro que en una semana ya nadie habla de ello. Si alguna vez cambio el peinado o el look es porque en lo personal me apetece, porque esto es un peinado como cualquier otro.

-¿Desde cuando lleva las rastas?

-Desde hace casi cuatro años.

-¿Tiene algún tipo de significado desde el punto de vista cultural o filosófico?

-No. Hay mucho debate en la redes con eso, de sectores rastas que lo identifican con una cultura, una música, una forma de vivir o de pensar, pero no es mi caso, para mí es solo un peinado.

-¿Encuentra con frecuencia este tipo de reacciones o prejuicios respecto a su imagen?

-No me sorprende mucho lo que ha pasado en el Congreso porque ya durante la campaña se nos ha mirado mucho y mostrado este tipo de prejuicios, se ha hablado más sobre nuestro aspecto y nuestros peinados que sobre cuestiones políticas. Pero sí, estoy abrumado por la repercusión estatal que está tenido todo esto.

-¿Cree que es factible un pacto con el PSOE?

-Cuantos más puntos de nuestro programa puedan salir adelante y aplicar mediante un acuerdo con el PSOE y otras formaciones progresista, que no dejan de ser puntos elaborados por la sociedad civil, bienvenido sea, tenga las siglas que tenga. No vamos a poner cortapisas en eso, las vamos a poner en los contenidos de los posibles acuerdos que entendemos que necesita el país.