La primera semana del juicio por el asesinato de Isabel Carrasco sólo ha dejado claro lo que ya se sabía, que Montserrat González apretó el gatillo, pero muchas incógnitas del caso aún se mantienen. Si fue una acción individual o planificada entre tres es todavía hoy una de ellas.

El "crimen perfecto" que, según el fiscal, podría haber sido el asesinato el 12 de mayo de 2014 de la entonces presidenta de la Diputación de León, deja en el aire muchas preguntas después de tres sesiones -además de la de la constitución del jurado- de la vista.

Como era de esperar, el juicio ha atraído a numerosos medios de comunicación. No es vano, la víctima era una política muy conocida en la provincia, había sido consejera de Hacienda en el gobierno regional y suscitaba sentimientos encontrados.

A ello se añade la identidad de las acusadas: Montserrat González y Triana Martínez, esposa e hija de un inspector de Policía con mando en Astorga; y Raquel Gago, policía local de León.

Un caso que reunía todos los ingredientes -venganza, odio, obsesiones, sexo, poder político, enchufismo...- para crear esa expectación en los medios y también en los ciudadanos, que, como pudo comprobarse esos días en León, hablaban en la calle del juicio.

Después de la declaración de las tres acusadas y del principal testigo -el policía jubilado que propició la detención-, aún quedan muchos extremos por aclarar pese a que las tres acusadas han coincidido en su versión.

Montserrat González

La autora confesa del crimen ha respondido bien a la estrategia de la defensa y ha cargado ella sola con el crimen. Ha exculpado a su hija y a Raquel Gago, las ha querido desvincular de todo y se ha mostrado como una madre demasiado protectora, obsesionada, entregada a su hija y dispuesta a matar por ella. No se arrepiente de lo que hizo porque era la vida de Carrasco o la de su hija.

Montserrat ha explicado que apretó el gatillo ese día como podía haberlo hecho otro y que su hija fue la autora de las anotaciones sobre pistolas recogidas en Internet, aunque no sabía nada.

Sin embargo, algunas dudas se mantienen: ¿Por qué ha cambiado la primera versión y ha dicho ahora que arrojó el bolso con la pistola en un garaje cuando había declarado que se lo intercambió con su hija, Triana, en un pasadizo?. ¿La primera versión fue "inducida" por los policías de Burgos que acudieron a León, como señala la defensa?

El testigo principal, el policía jubilado que presenció los hechos, ha negado la versión del garaje. Precisamente, la credibilidad que al jurado le ofrezca su testimonio puede ser clave.

Ambas salieron juntas de casa pero se separaron porque Triana quería mirar tiendas para comprarle un regalo a su madre por su cumpleaños y que fuera sorpresa. ¿Aprovechó Montserrat ese momento para matar a Carrasco o había convenido con su hija que la avisaría para que recogiera el arma? ¿Cuándo la llamó? Montserrat dice que cuando vio a Carrasco y la avisó: "Hoy termina todo". La acusación cree que la llamada fue posterior.

Triana Martínez

La hija de la asesina confesa ha ratificado la versión de su madre e insistido en que no había un plan predeterminado para matar a Isabel Carrasco. Incluso, ha confesado que en su momento intentó disuadirla de esa intención y que creyó haberlo conseguido.

¿A Triana no le extrañó que en pleno mes de mayo su madre saliera con una parca, gorra de paño y otra cazadora más? Es una forma de vestir, ha dado por toda respuesta en el juicio.

Triana había confesado solo a su madre que Carrasco intentó mantener relaciones sexuales con ella, pero se lo calló por "vergüenza" hasta que el psiquiatra se lo sonsacó y la joven se lo relató a su abogado ya en la cárcel. Pero, ¿por qué no lo contó antes?.

El supuesto acoso sexual de la víctima es una de las bazas de la defensa para justificar el odio y la venganza con la que actuó la asesina confesa.

Y ¿por qué metió en ese "problema", como ella misma lo ha definido, a su amiga Raquel Gago y dejó el bolso con el arma en su coche? ¿Lo habían convenido o fue casual que la policía local se encontrara tan cerca del lugar del crimen y a esa hora con su vehículo?.

Raquel Gago

La tercera acusada del crimen también ha negado su participación, que el fiscal y las acusaciones ven, sin embargo, necesaria. A ella la han exculpado tanto Montserrat como Triana.

Durante el juicio, Raquel ha respondido a la pregunta que siempre se le ha hecho: ¿por qué no se impuso su faceta profesional y acudió a la Policía ese mismo día para decir que había visto a Triana después del crimen? Su explicación es que no podía creer lo que había sucedido.

Una pregunta queda en el aire: ¿abrió su coche con el mando a distancia que tenía en la mano mientras hablaba con un controlador de la ORA para que Triana metiera el bolso? o ¿lo tenía abierto y el azar quiso que estuviera cerca de la escena del crimen y que Triana viera la ocasión de esconder la pistola?

Cuando encontró el arma, ¿por qué prefirió llamar a un amigo policía nacional que había visto por televisión tras el suceso y no llevó directamente la pistola a comisaría?.

Muchas incógnitas aún por resolver que el jurado tendrá que intentar despejar.