El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no descartó ayer modificaciones en la hoja de ruta de la secesión en caso de que el nuevo Gobierno se avenga a celebrar un referéndum. Sin embargo, como esa posibilidad es expresamente rechazada en el acuerdo de legislatura que el miércoles presentaron PSOE y Ciudadanos, Puigdemont razonó que este pacto sólo "enquista" el "problema" catalán y las relaciones entre Madrid y Barcelona.

Puigdemont advirtió que el proceso soberanista no culminará "sin que la gente lo valide a través de su voto" con más del 50% de los sufragios. Y recordó que el calendario de la secesión concluye con unas elecciones constituyentes y un referéndum para validar una constitución catalana.

Sin embargo, durante una entrevista en la cadena SER, Puigdemont aceptó que este calendario podría sufrir modificaciones si el nuevo Gobierno central pusiera sobre la mesa una consulta, "Creo que nos podríamos poner de acuerdo, claramente. Si la estrategia es referéndum, nos pondremos de acuerdo en hacer un referendo, seguro", recalcó.

Y en este punto pasó al ataque. "Dar el voto a la gente no tiene que asustar a nadie, y menos a los que cogen la bandera de la regeneración política y democrática", dijo en alusión a PSOE y a C's. "Si empezamos negando el referendo, vaya reforma y regeneración democrática", se quejó.

"El acuerdo no sólo no resuelve las cosas, sino que contribuye a enquistar algunos de los problemas que tiene España, en particular el de Cataluña", advirtió.

En cambio, el líder del PSC, Miquel Iceta, cree que el acuerdo "vale la pena" de forma "inequívoca y rotunda", aunque dejó claro que los socialistas harán un "esfuerzo de diálogo" en el proceso negociador con Podemos, partido del que dijo que no lo ve votando lo mismo que el PP.

Por otra parte, el diputado de Democràcia i Llibertat (DiL) y exconsejero de Presidencia Francesc Homs declarará voluntariamente el 4 de marzo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que investiga la consulta soberanista del 9-N.