El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, salió ayer en defensa de su propuesta de "pacto político" para Cataluña, ante los primeros recelos de los barones territoriales de su partido, de momento más escépticos que beligerantes. Sobre todo, a los líderes regionales socialistas les preocupa la "bilateralidad" que el catalán Miquel Iceta aprecia y alaba en la "valiente" iniciativa de Sánchez.

El líder socialista cree que se trata de una "propuesta sincera, honesta y constitucional", hecha con la convicción de que cualquier candidato a la Presidencia del Gobierno "tiene que afrontar el desafío" del "problema político" que hay en Cataluña.

"Lo que no podemos hacer es seguir inmóviles como está haciendo el presidente del Gobierno en funciones", añadió Sánchez, quien destacó que "siempre" que el PSOE está al frente del Gobierno el independentismo baja, mientras que cuando gobierna la derecha se le "ha dado alas".

El "pacto político" para Cataluña pretende reconocer la "singularidad" de la comunidad y mejorar su "autogobierno", pero "respetando las implicaciones del principio de igualdad". El problema es que algunos barones -pero no Sánchez- creen que puede vulnerar la Declaración de Granada de 2013, el documento con el que el PSOE cerró la crisis abierta en el partido por la aproximación del PSC a las tesis soberanistas. De Granada, los socialistas salieron con una defensa de los "los legítimos hechos diferenciales", pero no de los "privilegios o las discriminaciones".

En este contexto, el PSOE andaluz advirtió que no asumirá "bajo ningún concepto" un pacto con Cataluña que pueda suponer la "ruptura del principio de igualdad", y exigió respeto para la Declaración de Granada.

Sánchez mantuvo una conversación telefónica este lunes con el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Javier Fernández, al que explicó sus planes para Cataluña y precisó sus palabras sobre la "bilateralidad", que posteriormente limitó a la apuesta por un nuevo Estatuto de Autonomía. Fernández eludió entrar en los detalles de la conversación con Sánchez, pero su posición sobre la cuestión catalana no ha variado. Mantiene que la hoja de ruta es la diseñada en la Declaración de Granada, que aboga por un modelo territorial federalista, con reforma de la Constitución incluida.