Ciudadanos sufrió ayer una severa decepción parlamentaria con la intervención de Mariano Rajoy, al que sus socios en la suma de los 170 votos con los que el candidato popular dijo presentarse en el Congreso ni siquiera aplaudieron.

El portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta, reprochó al candidato popular "una falta de fe que no entendemos. Si no se pone la voluntad y la energía para ser investido, no la pondrán por él". Girauta lamentaba así que Rajoy no hiciera ningún llamamiento al PSOE para que cambie de postura y se abstenga en la segunda votación, el viernes próximo. Como candidato, Rajoy tiene "la obligación institucional", según Girauta, de creerse que las reuniones que ha mantenido con otros partidos para desbloquear la situación y formar gobierno "tienen un significado democrático".

Más duro en su juicio, el secretario del grupo parlamentario de Ciudadanos, Miguel Gutiérrez, calificó en las redes sociales de "plano, antiguo, sin pasión alguna y básicamente electoralista" el discurso del aspirante a ser reelegido. Gutiérrez se pregunta en su mensaje si "de verdad Rajoy quiere ser investido presidente".

La tensión entre ambos socios comenzó ya horas antes del debate, cuando Juan Carlos Girauta y el vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto, cruzaron declaraciones sobre el trasfondo del pacto de Ciudadanos y el PP. Maroto atribuye el cambio de posición de la formación naranja a "la presión y la interlocución de Albert Rivera con el tejido social y empresarial del país". Para el portavoz parlamentario de Ciudadanos esas son palabras propias de "un espontáneo que se ha echado al ruedo de pronto a torear un toro que no le corresponde; ni estaba en las negociaciones, ni sabe de qué va el asunto ni sé por qué se ha metido en ese jardín".