La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una pasión inútil

La necesaria rotación de la izquierda y la derecha

Una pasión inútil

En el interminable debate abierto en España desde el pasado diciembre, sorprende tanto como preocupa la aversión a un gobierno de centroizquierda. Es un reflejo que sobrepasa el área militante del centroderecha y alcanza segmentos no conservadores, sugestionados por la dialéctica del miedo. Tiene sentido en quienes pugnan a toda costa por el derechismo neoliberal, pero lo pierde cuando contamina a los electores autoubicados en la moderación progresista. El crecimiento del PP entre diciembre y junio no ha bastado para acercarlo a una mayoría suficiente, pero parece motivado por la opción al "mal menor" que traduce el miedo a la izquierda: el mismo subterfugio de Albert Rivera para dar sus votos a un candidato del que "no se fía". Como tampoco se fía de la única izquierda suficiente, lo fiable para los de C's son ellos mismos (poco más de treinta escaños sobre 350).

Dejando a un lado cualesquiera preferencias personales, la democracia es ilusoria sin rotación de la izquierda y la derecha en el poder. En 1982, cuando Felipe González ganó por la mayoría más abultada desde 1978 hasta hoy, era el PSOE la única izquierda relevante del país. Gobernó durante catorce años. Los errores y el desgaste de los últimos dieron alternancia a la derecha, como es lógico y natural. Pero el que niegue el progreso del país en aquel periodo, está ciego o es un maniqueo. El alma de la auténtica democracia está en las libertades, tampoco reales, ni viables, cuando uno u otro polo se enrocan en el poder, cerrando el paso a los bloques parlamentarios que representan la mayoría real.

Si hablamos del cambio, cuya potencia desiderativa ha dado espacios importantes a dos opciones que no existían, como son Podemos y Ciudadanos, también se malogra si se atasca la alternancia. El propio PP reconoce su urgencia, hasta el punto de mover al nuevo rey sol, Mariano Rajoy, a proclamar que el cambio "c'est moi". ¿Cuántos se lo creen en las propias filas? A tenor de las demoscopias oficiales, las del CIS, si hubo cambio en la pasada legislatura ha sido a peor. Desempleo, corrupción y desconfianza en la clase política se empecinan en la cúspide de las preocupaciones nacionales. Aún peor sería si un hipotético gobierno de centroizquierda naciera de la bendición al "derecho" separatista. Pero esto está por ver, digan lo que quieran, porque nadie hasta ahora ha negociado un camino alternativo. En cualquier caso es incuestionable que, sin rotación ni cambio, la democracia es "una pasión inútil".

Compartir el artículo

stats