Guerra abierta y a flor de piel en el PSOE. La iniciativa de Pedro Sánchez de promover primarias para la secretaría general el 23 de octubre y un congreso federal para diciembre ha desatado una batalla interna entre el sector oficial y los críticos. Ambos bandos ya están inmersos en la búsqueda de apoyos para el comité federal del sábado, que deberá pronunciarse sobre los planes de su secretario general. En medio de este clima de crisis y división, el líder de la Federación Socialista Asturiana (FSA) y presidente del Principado, Javier Fernández, salió ayer de su premeditado silencio para dejar claro que no comparte, en absoluto, los planes de Pedro Sánchez.

"La propuesta del congreso de manera inmediata me parece fuera de lugar y extemporánea". Javier Fernández valoró con esas palabras, tan escuetas como rotundas, el paso dado por Pedro Sánchez en la comisión permanente de la ejecutiva federal al anunciar un proceso abierto a toda la militancia y que relegaría a un papel secundario al poder orgánico territorial, mayoritariamente reacio a los planes del actual secretario general socialista

Javier Fernández, en cambio, evitó extenderse cuando se le preguntó si compartía el análisis de Sánchez de que una abstención en la investidura de Mariano Rajoy convertiría al PSOE en "un subalterno de la derecha" o si Susana Díaz debería optar a la secretaría general. "No voy a opinar ahora, hablaré en el comité federal lo que tenga que decir", se limitó a señalar, ayer por la tarde, a las puertas del hotel de la Reconquista, en Oviedo, adonde el presidente del Principado asistió a un homenaje a Luis Adaro y Jerónimo Ibrán promovido por la Real Academia de Ingeniería. La postura del secretario general de la FSA era aguardada con gran interés, tanto filas adentro como en otras organizaciones políticas y medios, que atribuyen a Javier Fernández un rol de referencia en el PSOE. Su nombre incluso se ha barajado como el de posible candidato para la gestora que debería asumir las riendas de la organización en el caso de que Pedro Sánchez dimita o salga cesado del próximo comité federal.

La situación del PSOE es convulsa y febril. Los partidarios del sector oficial de Pedro Sánchez y los críticos ya hacen números y buscan apoyos para el pulso, que se presume determinante, de este sábado. La división es un hecho. "Es lo peor que le podía pasar al PSOE", reconocía ayer un dirigente asturiano curtido en batallas internas. "En realidad, lo que se dilucida es una pugna entre lo nuevo y lo viejo. La gestora sería volver a lo viejo, a que se tomen las decisiones al margen de lo que piensa la militancia", sostienen los afines en Asturias a Pedro Sánchez.

El diputado Antonio Trevín, que ayer no llegó a intervenir en la reunión del Grupo Socialista del Congreso, por falta de tiempo ya que empezaba el pleno, se pronunció en ese mismo órgano, hace tres semanas. "Para el PSOE sería un suicidio mezclar su división orgánica con la situación de crisis institucional que atraviesa España", planteó Trevín cuando aún no se habían desatado los acontecimientos ni la división interna.

Las redes sociales se han convertido en caja de resonancia de la crisis socialista. Por ejemplo, un concejal de Corvera, Rafael Alonso, divulgó ayer un comentario al hilo de la valoración realizada por el portavoz en la Junta General, Fernando Lastra, de los resultados en las autonómicas de Galicia y el País Vasco. "En Asturias llevamos veinte años bajando en resultados y él siempre está en lista; debería mirar para él antes de criticar", manifestó Alonso, quien considera que a Pedro Sánchez "se le están poniendo todas las trabas".