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No le coge de nuevas

Que la crisis que vive el Partido Socialista Obrero Español es muy grave y que quizás no tenga parangón con ninguna otra en las últimas décadas no quiere decir que la organización política fundada por Pablo Iglesias no haya vivido otros momentos de dificultades internas, de tensión, incluso de peligro de ruptura, desde el momento mismo de su creación a finales del siglo XIX.

Por eso cualquier político socialista con cierta veteranía se ha visto inmerso en alguna ocasión en una de las habituales disputas internas habidas en la organización, desavenencias tanto de ámbito estatal como regional o municipal. Y Asturias, por supuesto, no iba a ser una excepción. Así, por ejemplo, se podría resaltar que la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo (AMSO) lleva viviendo en una crisis permanente desde su puesta en marcha en la década de los años setenta del pasado siglo.

El actual líder de los socialistas asturianos, Javier Fernández, es el principal candidato a presidir la gestora del PSOE si es que ésta finalmente sale adelante. Y no es la primera vez que al secretario de la FSA le toca jugar el papel de pacificador. En Asturias desempeñó una tarea fundamental al comienzo de los noventa para unir un partido que había quedado roto en dos por los graves enfrentamientos entre el sector del SOMA, que lideraba José Ángel Fernández Villa, y el de los renovadores que encabezaba Vicente Álvarez Areces con el control de la Caja de Ahorros como gran objetivo de la contienda y de los combates cuerpo a cuerpo entre los representantes de ambos grupos.

Javier Fernández apareció en el escenario político a instancias de los guerristas de Fernández Villa, que le propusieron como candidato a la secretaría general de la FSA en el congreso del mes de noviembre del año 2000. Tan crispado estaba el ambiente que su ejecutiva salió adelante en el cónclave con tan sólo el 48% de los votos.

Fue el comienzo de una etapa de apaciguamiento que no le resultó nada sencilla a Fernández. El momento clave de su primer mandato como secretario general fue, sin lugar a dudas, el de la renuncia a ser el candidato del PSOE a la Presidencia del Principado en beneficio de Álvarez Areces en 2003. Ahí se produjo el punto de inflexión en las relaciones entre los dos sectores. Cesión, palabra clave en la solución de cualquier tipo de conflicto.

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