La poderosa Federación andaluza del PSOE se esforzó ayer en recalcar que el "no" a la investidura de Mariano Rajoy, un acuerdo tomado en su día por el comité federal, sigue plenamente vigentes, y que sólo otra reunión del máximo órgano de decisión del partido entre congresos, aún sin fecha, podría modificarla.

Lo mismo considera el PSOE de Extremadura, otro de los territorios que más se significaron en el derrocamiento de Pedro Sánchez. No obstante, su portavoz, Miguel Ángel Morales, reconoció que "no se descarta nada" y que para "cualquier decisión" al respecto hay que remitirse a un nuevo cónclave.

Dos días después de la defenestración de Sánchez en un tumultuoso comité federal que ha dejado mortalmente herido al partido, algunos barones y dirigentes territoriales del PSOE quisieron enarbolar la bandera del entusiasmo e, incluso, la de la amenaza. Así, el castellano-manchego, Emiliano García-Page, quien conminó al PP a no "poner a prueba" a los socialistas.

"Si lo que busca es frívolamente, obscenamente, no solo terceras elecciones, sino romper al PSOE", que sepa (el PP) que los socialistas pueden "no sólo cerrar filas, sino presentar la candidatura más potente que puedan imaginar".

Mucho menos petulante fue el barón aragonés, al que Podemos amenaza con descabalgar de la Presidencia de la comunidad. Javier Lambán, igual que el secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, se reafirmó en el "no" a Rajoy en una hipotética nueva sesión de investidura. Sin embargo, aunque espera "sinceramente" que no haya que acudir por tercera vez a las urnas, confesó que ve las terceras elecciones "más cerca" que hace dos meses.

El exministro Josep Borrell puso los puntos sobre las íes al considerar que después de la caída de Sánchez y el nombramiento de una gestora, la posibilidad de un gobierno alternativo al del PP ha desaparecido, y la mejor opción para su partido es abstenerse para permitir la reelección de Rajoy, porque "tiene una posición de fuerza para hacerlo".

Pero, para Susana Díaz, ayer no era el día de hacer esas cábalas. "No toca", aseguró. Y pidió "dejar actuar" a la gestora, cuyo presidente, Javier Fernández, admitió ayer que ir a unos terceros comicios es "la peor" de las dos únicas opciones que él mismo concedió días atrás que se le presentan al PSOE. Eso sí, Díaz afirmó no "haber cambiado" de opinión sobre el particular. Es decir, que su partido, con 85 diputados, debe seguir en la oposición.

"Mantengo lo que he dicho, ahora toca lo que toca y yo soy respetuosa con su trabajo, luego en todos órganos del partido daremos nuestra opinión", resumió.

Pero varias federaciones se pronunciaron ayer con un matiz, siempre el mismo, sobre el dilema de la abstención. La Rioja, Baleares, Canarias y Cataluña, todas consideradas afines a Sánchez, señalaron, como Andalucía, que el "no" a Rajoy se mantiene vigente, pero reclamaron que si hay cambio de postura y el PSOE se pasa a la abstención, se pronuncie la militancia.