Nada mejor, para hacer entender, que un ejemplo práctico. Sobre esa base, buscando el mejor modo de tomar la lección sobre la elección entre lo malo y lo peor, el diputado asturiano Antonio Trevín introdujo ayer en su intervención ante el cónclave de parlamentarios socialistas en el Senado el caso del Ayuntamiento de Siero. Les explicó que el PSOE gobierna el cuarto concejo de Asturias con el apoyo de Foro, "el partido de Álvarez-Cascos", con el mismo que en 2012 promovió una moción de censura contra el anterior alcalde socialista, Guillermo Martínez. Trevín expuso someramente el controvertido procedimiento que llevó al PSOE a elegir su camino en Siero y apoyó el alegato leyendo parte de una entrevista al secretario general de Juventudes Socialistas en el municipio, Jairo Ordiales, que el sábado publicaba LA NUEVA ESPAÑA.

Venían sus respuestas al caso, pensó el diputado, de la intensa necesidad de pedagogía que preconizan los socialistas partidarios de la abstención. En los pasajes de los que Trevín hizo partícipes a sus compañeros, Ordiales afirma, por un lado, que en el conflicto interno que vive el partido "la mayoría [de los militantes] tiene claro que es partidaria del no a Rajoy". Dos respuestas más adelante, cuestionado por lo que pasa en Siero, asegura que el pacto con Foro "fue una decisión que conllevó mucho debate interno", que "preferíamos un acuerdo con las fuerzas de izquierda", pero que "al no ser posible, se optó por una postura que garantizase estabilidad". "Costó, pero al final la gente lo entendió", concluye Ordiales remitiendo de algún modo, a los ojos de Trevín, a la dura decisión que ahora debe adoptar el PSOE para toda España.