Hace cinco años que la organización terrorista ETA anunció "el cese definitivo de la actividad armada". Dejaba de matar. Con aquel anuncio, además de la paz, llegaba la calma para cientos de familias que temían cada mañana por la vida de sus familiares. Empresarios, políticos, policías y guardias civiles... todos miraban cada mañana debajo del coche antes de ir a trabajar. Y todos pudieron al fin dejar de hacerlo.

Cinco años después, ETA está más debilitada que nunca. Perseguida por las fuerzas de seguridad como uno de los objetivos prioritarios, las operaciones policiales contra la banda terrorista han sido constantes.

De las tres personas que aparecían en la grabación con la que el 20 de octubre de 2011 ETA anunció el cese de su actividad, ninguna sigue ya en libertad. Un año después de aquel comunicado cayó Izaskun Lesaka, mientras que en 2015 lo hicieron David Pla e Iratxe Sorzabal, que fueron los encargados de leer en castellano y euskera, respectivamente, el comunicado que traía la paz, pero no el olvido.

Estas detenciones escenifican bien cuál ha sido el camino de la banda terrorista durante estos últimos años, con un goteo constante de detenciones que no han hecho sino más que acentuar el debilitamiento del grupo terrorista.

141 detenidos en estos 5 años

Desde el anuncio del cese de la violencia de ETA, 141 personas relacionadas con la actividad de la organización terrorista han sido detenidos, unos arrestos que se han practicado, además de en España y Francia, en países como México e Italia.

En la actualidad, Interior considera que apenas "un puñado de personas" sostiene a la organización armada. Se trata de una veintena de terroristas huidos, a los que se cree inactivos y al frente de una mermada estructura.

Un etarra 'sin experiencia' al frente de ETA

Tras las sucesivas caídas de las cúpulas etarras, las fuerzas de seguridad sitúan al frente de la organización terrorista a Mikel Irastorza, un 'desconocido' que hace 3 años se desplazó a Francia sin tener ninguna causa pendiente con la justicia y que anteriormente había ejercido como portavoz del Foro de Debate Nacional, una plataforma impulsada por la izquierda abertzale.

Se trata probablemente del líder etarra con un perfil más alejado de lo que tradicionalmente habían sido los miembros de la cúpula de la banda terrorista.

Sin ninguna experiencia en la 'lucha armada', Irastorza encarna el perfil de lo que son la veintena de miembros activos con los que cuenta actualmente ETA. Individuos con escasa preparación y nula experiencia terrorista, que en su mayoría provienen de Ekin, gestoras pro amnistía o Segi, y cuya actividad se limita fundamentalmente a realizar trabajos básicos para mantener activa la estructura.

Sus esfuerzos se centran en lograr el retorno de etarras fugados con causas pendientes en España y en exigir al Estado que flexibilice la política penitenciaria y acerque al medio millar de presos etarras a cárceles próximas a sus lugares de nacimiento en el País Vasco.

Disolución y entrega de los arsenales, temas pendientes

Como moneda de intercambio para lograr estos objetivos, las principales bazas que maneja la cúpula actual de ETA son su disolución definitiva -algo a lo que por ahora se resiste- y la entrega de sus arsenales. Este último punto, en cualquier caso, debe ponerse en cuarentena. Y es que desde el punto de vista logístico, la situación de ETA es también terminal. En este sentido, la banda ha visto en estos últimos años como los golpes policiales han afectado también, y mucho, a sus infraestructuras.

El último golpe a la banda se produjo el pasado 12 de octubre las fuerzas de seguridad francesas consiguieron desmantelar un zulo cerca de París en el que la banda terrorista escondía 145 armas cortas, entre pistolas (75) y revólveres (70), además de cargadores, cartuchos.

Hallado un gran zulo de ETA en Francia

Hallado un gran zulo de ETA en Francia

Pese a la importancia de la operación, la mayor contra un arsenal de ETA desde la 'Operación Santuario' en octubre de 2004, los expertos antiterroristas coinciden en que la banda todavía posee alrededor de 3 toneladas de explosivos y varios centenares de componentes para fabricar artefactos, además de material para la falsificación de documentos y la infraestructura necesaria para ocultarse en Francia y otros países.

Así y todo, los cuerpos policiales aseguran que gran parte del material explosivo que conserva la organización terrorista se encuentra muy deteriorado e incluso podría ser inservible. Además, existe el convencimiento de que varios zulos ni tan siquiera son conocidos por los actuales miembros de la dirección de ETA.

Esta situación de debilitamiento extremo por parte de ETA, tanto desde el punto de vista de efectivos como de capacidad logística, hace que las fuerzas de seguridad tengan la convicción de que la capacidad de la banda para retomar la violencia es limitada. Además, los informes de inteligencia apuntan que la cúpula etarra sigue apostando por la vía política y no se detectan movimientos que hagan pensar en la posibilidad de retomar las acciones violentas.

Así y todo, las fuerzas de seguridad prefieren no bajar la guardia y recuerdan que sólo es necesaria una persona dispuesta a apretar el gatillo para revivir un terror que no se olvida, pero que afortunadamente hoy parece más lejano que nunca.