Tal día como hoy, hace cinco años, la banda terrorista ETA anunciaba, en un escueto comunicado grabado en vídeo, el "cese definitivo de la actividad armada", el fin de 43 años de cruel terrorismo con 829 víctimas mortales, según datos del Ministerio del Interior. Cuatro voces del País Vasco relatan cómo ha cambiado su vida y los retos pendientes para eliminar los rescoldos de una lacra que sembró el dolor en cientos de familias de toda España.

Patxi López

"La libertad por la que tanto sufrimos está asentada en Euskadi y ya no tiene vuelta atrás"

Actual Secretario de Acción Política del PSOE. Lehendakari del Gobierno vasco desde 2009 a 2012.

"Esta fecha me trae sensaciones contrapuestas. Por un lado, satisfacción por lo conseguido. Porque la libertad por la que tanto peleamos y tanto sufrimos está asentada en Euskadi y ya no tiene vuelta atrás. Pero también amargura cuando recuerdo a todos los compañeros que nos arrebataron en el camino y que no han podido vivir en este tiempo. Me acuerdo de Fernando Buesa, de Enrique Casas, de Ernest Lluch, de Isaías Carrasco... y de otras muchas víctimas menos conocidas, pero cuyas vidas se vieron también rotas por el totalitarismo etarra.

Cuesta creer que hayan pasado sólo cinco años, porque a veces parece un siglo. ETA (cuya presencia, no hace tanto, condicionaba toda la realidad política, económica, social o cultural en Euskadi) está ya completamente desparecida del debate público. Ha costado mucho llegar hasta aquí. Y, precisamente por eso, la memoria de las víctimas debe ser un elemento troncal sobre el que construir nuestra convivencia democrática a partir de ahora.

A nivel personal, por mis responsabilidades políticas, no he dejado de llevar escolta, pero sí que lo han hecho la mayoría de las personas de mi entorno, lo que ha supuesto una transformación total en sus vidas. Sólo quien ha visto restringida su libertad puede valorar lo que supone poder coger el transporte público, salir de casa a la hora que quieras o pasear por el Casco Viejo de tu ciudad sin condicionamiento alguno. Jesús Eguiguren suele decir con acierto que la paz era esto: hacer las cosas más sencillas que durante años nos fueron negadas.

La imagen que quedará de ETA es la de un grupo de terroristas que durante décadas provocaron un enorme dolor al tratar de imponer su visión totalitaria en la sociedad vasca y que desaparecieron derrotados por el Estado de Derecho y la ciudadanía y sin conseguir ninguno de sus objetivos. Y creo importante que el mundo de Sortu, que durante décadas dio cobertura política, social y mediática a la banda terrorista, reconociese algo tan simple (y que todos los demás decimos sin tapujos) como que matar estuvo mal. El nuevo tiempo que necesitaba Euskadi es esto. Ya estamos en él. A los que vivimos el viejo tiempo nos toca seguir trabajando para que se haga justicia, para que no se olvide a las víctimas, para que no se trastoque la historia..."

Borja Sémper

"Queda por eliminar el odio que pervive en parte de la sociedad vasca y que se manifiesta en episodios como el de Alsasua"

Parlamentario del PP en el Parlamento vasco y presidente del PP de Gipuzkoa.

"Euskadi es ahora algo completamente diferente a lo que era hace cinco años. En primer lugar, porque sales a la calle y sabes que no te van a matar. La vida no ha hecho más que mejorar. Vimos que con ETA se podía, que no era una plaga bíblica con la que no se podía acabar. Pero existe una sensación de trabajo no terminado.

Queda por eliminar el odio que pervive en parte de la sociedad vasca y que se manifiesta en episodios como los vividos el pasado fin de semana en Alsasua. Durante muchos años, una parte relevante de esta sociedad justificaba social y políticamente que se matara. Esos espacios de odio no se acaban de la noche a la mañana. Ahora nos queda pasar de la apología del terrorismo a la apología de la convivencia.

Vivimos en un País Vasco necesitado de pasar la página del terrorismo para homologarnos a las sociedades modernas de nuestro entorno, que tienen sus discrepancias, más o menos graves, pero que no viven bajo la violencia terrorista.

La verdad es que soy escéptico a la hora de hablar del relato que va a quedar de todos estos años de terrorismo porque creo que ese es un concepto que corresponde a la esfera particular de cada persona. Pero sí creo que hay una realidad política objetiva de lo que ha ocurrido. El País Vasco es un espacio pequeño en el que nos conocemos todos y lo que toca ahora es que la política esté a la altura de las circunstancias.

Debemos dejar claro que asesinar estuvo mal, que esto no fue un "conflicto", sino que lo que pasó fue que se produjo un ataque contra el Estado de Derecho. No puede haber homenajes a etarras como el que se dio recientemente en un instituto de Hernani. No es una cuestión de venganza, sino de dignidad democrática y de cumplimiento de la ley.

Mucha gente que no se comprometió en la lucha contra el terrorismo de ETA ahora reconoce que la sociedad vasca no estuvo a la altura y que se miró para un lado durante muchos años. Considero que ese reconocimiento, esa autocrítica, es un buen antídoto de cara al futuro.

Fernando Savater

"Lo que falta en el País Vasco no es condenar la violencia, sino condenar a ETA"

Filósofo y miembro de diversos movimientos cívicos contra ETA, como Foro Ermua, Basta Ya y Fundación para la Libertad.

"La vida de las personas ha cambiado mucho. Ya no existe esa presencia permanente de ETA en las manifestaciones públicas de la sociedad. Los que hemos sido amenazados durante muchos años podemos hacer ahora una vida normal y se ha relajado esa tensión que había impuesto la banda terrorista. Hay mucha gente de la más joven que ahora oye hablar de ETA como nosotros oíamos hablar de la Guerra de las Termópilas, como algo del pasado.

ETA intenta ahora perpetuarse como un actor político. Muchos de los que hoy están jugando a política ayer estaban jugando al terrorismo. No son mundos ni mentalidades diferentes. Ahora la gente ya no teme a ETA, sino al ostracismo que imponía el nacionalismo obligatorio en el País Vasco. Eso sigue de alguna manera vigente y consiste en la idea de que debes ser nacionalista para prosperar. En el País Vasco se puede ser nacionalista o hipernacionalista, pero lo que no se puede ser es partidario del Estado español.

Si es cierto que ha habido un repudio de la sociedad vasca a la violencia, ¿cómo es posible que los partidos que más la han padecido, el PSE y el PP, estén estigmatizados y sean la cuarta y quinta fuerzas políticas en el Parlamento? Creo que eso es fruto de la labor envilecedora de la violencia, que no sólo llena de sangre las calles sino también de basura las cabezas y los corazones de la gente.

La primera víctima de ETA fue la democracia española en el País Vasco. Había que ser un héroe para hacer lo que en otras partes de España era normal y cotidiano. Hoy en día se sigue hablando con ambigüedad y a lo más que se ha llegado ha sido a lamentar la violencia de ETA, equiparándola con otras, como los abusos policiales, que no son terrorismo. Lo que falta en el País Vasco no es condenar la violencia, sino condenar a ETA. Y no hay visos de que se vaya a hacer.

Si dejamos las cosas como están, el relato que quedará es el de que aquí había dos fuerzas en conflicto, con unos patriotas equivocados en las formas pero acertados en los fines por un lado y, por otro, unos representantes de la imposición estatal a los que les ocurrió lo que les pasó por ser precisamente eso. Y, frente a esto, otros queremos contar que la democracia se impuso con gran esfuerzo frente a un grupo terrorista totalitario que trataba de impedirla".

Josu Puelles

"Hay 300 asesinatos sin resolver y lo que tenemos que pedir es que se esclarezcan"

Hermano de Eduardo Puelles, policía nacional asesinado en 2009 y Vicepresidente de Covite, Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco.

"El cese de la violencia terrorista no tiene porqué ser algo conmemorativo. El terrorismo es un mal que aqueja a una sociedad que no ha sabido luchar contra él. Hay 300 asesinatos sin resolver y lo que tenemos que pedir es que se esclarezcan, porque hay muchas familias que no han percibido del Estado el derecho a una justicia efectiva.

En estos cinco años no ha cambiado nada, por lo menos para una gran parte de esta sociedad que nunca se ha sentido amenazada. Sí ha cambiado para aquellos que éramos objetivos prioritarios de la banda. Para la gran mayoría, que se puso de perfil ante ETA, lo que ha empezado es un proceso institucional para extender a la sociedad un manto de amnesia y de blanqueo de la historia de ETA. Por ejemplo, la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno vasco no emplea la palabra terrorismo para referirse a ETA. La sociedad vasca no está luchando, ni muchísimo menos, contra esta amnesia.

A las víctimas no se nos identifica como víctimas de una banda terrorista con motivación política, sino como víctimas de un conflicto en el que había otros agentes y que se remonta, como mínimo, a la Guerra Civil. Eso es un insulto por parte de este infame Gobierno vasco y del lehendakari, que por un lado muestra una cara afable con las víctimas y que por otro está intentando pasar un barniz blanco a la historia de terror de ETA y equipararnos con el resto.

El Gobierno vasco está obviando un mandato expreso aprobado en el Parlamento Vasco en 2008 y que menciona el significado político de las víctimas del terrorismo, remarcando que no guardan relación con víctimas de otra clase de violencia. La sociedad vasca está mirando para otro lado y le conviene esta amnesia colectiva porque percatarse de lo miserable que es uno no le gusta a nadie.

La sociedad española debe tener claro que las víctimas fueron asesinadas por una motivación política, porque encarnaban los valores y principios de un Estado democrático que ETA quiso liquidar. Recordarlas es recordar que vivimos en un Estado democrático y de derecho".