Los movimientos de Pedro Sánchez hoy se concretan en cinco opciones.

Abstención. Si Sánchez facilita la investidura, acatará el mandato del comité federal. Sería ir contra sí mismo después de defender el "no es no" durante diez meses. Algunos de sus afines están convencidos de que desechará esta opción. "Lo que es seguro, es que no se va a abstener", señalaron ayer a Efe.

Votar no. Reafirmarse en el voto contra Rajoy lo convertiría en el primer ex secretario general del PSOE en desobedecer al comité federal y en romper la disciplina de voto. Para sus críticos, el desacato le "invalida" para intentar de nuevo liderar el partido.

Renunciar al acta antes. Sería la forma de no saltarse la disciplina de voto. Tiene de plazo hasta las dos de la tarde para presentar su renuncia ante el Registro del Congreso.

Votar no y dejar el escaño. Sería coherente con la tesis sostenida y con la renuncia asumiría las consecuencias de su decisión. Ante la militancia, seguiría siendo el estandarte del no a Rajoy, aunque la gestora podría sancionarlo por su desacato.

Ausentarse. Una última sería la de no acudir esta tarde al hemiciclo, dejar vacío su escaño y no verse obligado a votar. Rompería la disciplina de voto y la sanción podría ser más leve. Mantendría la coherencia pero resultaría poco ejemplar.